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Festival de Sitges 2014, 11 de octubre

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Hoy es nuestro último día en el Festival de Sitges 2014. En conjunto las películas han tenido un excelente nivel aunque nos ha faltado una que “abra el melón”, conocido ya el palmarés resulta que ha ganado el premio a la mejor película I Origins, que ya nos dio muy buena impresión en nuestro primer día de proyecciones. Nos felicitamos y felicitamos también a sus creadores e intérpretes (Mike Cahill y Brit Marling) por este importante y merecido premio.

Normalmente, los sábados de clausura del festival son para tomárselos con calma, sólo hemos visto cuatro películas y hemos tenido tiempo para ir a visitar la exposición de [REC] en el club Barcadí. Hemos visto los nuevos lanzamientos de Joe Dante y Kevin Smith, la segunda parte de Monsters y el clásico ineludible de William Friedkin, Carga Maldita (Sorcerer, 1977), no está mal para ser el último día ¿verdad?

BURYING THE EX

Es toda una primicia que el Festival de Sitges 2014 nos traiga la última película de Joe Dante. Este veterano cineasta no había estado activo desde hacía mucho tiempo y su nueva obra nos devuelve a un autor fresco y divertido. Burying the Ex es una cinta repleta de cinefilia, no sólo por la cantidad innumerable de referencias que contiene, también porque en su argumento es una especie de monstruo de Frankenstein hecho a jirones de pura cinefilia con un tronco central de temática zombie. Divertida y sarcástica, Burying The Ex es la vuelta de un maestro que parecía que tenía las pilas agotadas, y que además lo hace con una buena película a diferencia de otros cineastas de su generación como Sam Raimi.

burying the ex de joe dante en el festival de sitges 2014

 

CARGA MALDITA (SORCERER)

Nacho Cerdá presenta una doble sesión de Phenomena The Cinematic Experience, y anuncia que el evento ya tiene un cine donde los aficionados podrán volver a revisar películas de los 70 y 80. Menuda sorpresa para los que vivan en Barcelona. A disfrutarlo.

Carga Maldita (Sorcerer) es un clásico de los años 70, una cinta que es adrenalina pura. Basada en el también clásico e inferior El Salario del Miedo, de George Clouzot, Sorcerer se alza con personalidad propia dando un empuje significativo a la aventura y el suspense. La película ha sido restaurada el año pasado y presenta un nuevo máster, además de un metraje completo, lo que nos hace disfrutar de una experiencia única.

Sorcerer de william friedkin en el festival de sitges 1977

 

MONSTERS DARK CONTINENT

La secuela de Monsters es la gran decepción del día. En su momento, Monsters fue una película independiente que con cuatro duros logró dar una vuelta de tuerca al manido argumento de las historias de invasiones alienígenas, pero no sólo eso, era también una película romántica, bien interpretada, de ritmo lento pero poético, y que además tenía una interesante lectura socio-política sobre la inmigración y las fronteras. Monster Dark Continent se ceba en el trauma que ha provocado en los Estados Unidos la guerra contra el terrorismo que se inició hace unos años. Poco pintan los monstruos, a los que equipara con terroristas y son la excusa para que los USA se líen a bombardear y a matar a todo aquel pueblo que no quiere que les caigan sus bombas encima. Casi toda la película está centrada en el papel del ejército norteamericano en Oriente Medio y el trauma que origina a los soldados, que aparecen ora como casi asesinos, ora como héroes pero siempre como unos chicos de fiar, que hacen su trabajo y temen por su vida. Estos argumentos tan pueriles no nos son desconocidos, son las típicas justificaciones que siempre han usado para hacer por el mundo lo que les ha dado la gana como primera potencia bélica que son. En fin, para tirarla a la basura, lo siento por los Monstruos de la primera parte, me caían bien.

monsters dark continent en el festival de sitges 2014

 

 

 

TUSK

El retorno de Kevin Smith después de la lamentable Red State -que por cierto la dieron el premio a mejor película hace 3 años en este festival- es una película tan atípica en su filmografía como rara en el panorama actual. Tusk no es la radiografía de la mente y la vida de un psicópata en forma de comedia, como lo es la fallida The Voices, lo que hace Kevin Smith es una caricatura, no sólo del asesino psicópata, también de todos los personajes que orbitan alrededor de su último crimen. Ácida y mordaz, el realizador de New Jersey se atreve a meter el dedo en la llaga en multitud de tópicos estadounidenses. Por otra, la historia es original y hasta tiene un punto lynchiano por lo morboso y surrealista de su propuesta. Tusk fue nuestra última película en el festival y un buen modo de despedir 8 días con un balance muy positivo en cuanto a títulos y calidad.

Tusk pelicula

 

PALMARÉS DEL FESTIVAL

Pinchad en este enlace y podéis leer todo el palmarés del Festival de Sitges 2014.

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Entrevista a Fabrice du Welz

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Durante el pasado Festival de Cine Fantástico de Sitges 2014 tuvimos la oportunidad de asistir al estreno de dos películas de uno de los más interesantes directores de género de la actualidad, Fabrice du Welz. Autor de películas tan inclasificables dentro del horror como Calvaire o Vinyan, en 2014 se estrena con una nueva cinta de horror, Alleluia, y thriller al estilo del polar francés, Colt 45. El realizador belga nos concedió una entrevista donde nos cuenta cosas muy interesantes sobre su presente en la industria cinematográfica del terror.

entrevista a fabrice du welz en el festival de sitges 2014

Han pasado seis años desde que realizaras tu último trabajo, Vinyan, y ahora has llegado a Sitges con dos películas al mismo tiempo ¿Qué has hecho durante estos años?

Durante este tiempo he desarrollado un trabajo muy duro, me he encontrado con muchas dificultades. Empecé algunas producciones que no llegaron a buen puerto, empleé mucho tiempo en los Estado Unidos con algunos proyectos que al final no han ido adelante y creo que he perdido mi tiempo allí. Me sentí muy decepcionado así que decidí volver a mis raíces, al cine de horror, algo en lo que estoy más experimentado y soy capaz de crear algo muy maduro.

Ya hemos podido ver en el festival Colt 45, una película llena de tiroteos y acción ¿Cómo ha sido todo ese trabajo: los actores, la preparación, las coreografías, etc.?

Es muy difícil para mí hablar de Colt 45. Ha sido todo un lío porque es una película incompleta. De las ciento diez páginas que tenía el guión sólo se han filmado noventa, de modo que hay otras veinte páginas que no han sido rodadas. No estoy para nada orgulloso de Colt 45 pero asumo mi responsabilidad por el resultado final. Estoy en el Festival de Sitges para defender Alleluia porque esa sí es una película que puedo defender de la A a la Z. Colt 45 es una mal recuerdo, aprendí mucho y trabajé duro pero debo decir que lo que hay con Colt 45 no es en absoluto lo que yo quería: pretendía hacer cine noir y la película parece un polar. Sobre los actores, sólo elegí al protagonista principal, y estoy muy orgulloso de él, pero los productores me forzaron a incluir a otros que yo no queria, y también cambiaron otras cosas como la música de la película. Todo eso no fue de mi elección. En general todo fue un desastre, por eso cuando abandoné Colt 45, Alleluia, mi siguiente film me salvó la vida.

Por cierto, me enteré de que Colt 45 iba a ser proyectada sólo dos días antes de venir al Festival de Sitges. No tenía ni idea de que iba a ser incluida en la sección oficial a concurso.

Vamos ahora con tu nueva película Alleluia. No hemos podido ver Alleluia aún y por lo que apunta el trailer parece una película llena de energía ¿Que es lo que lo que va a encontrar el público en Alleluia? ¿Quizás tu vuelta a algo parecido a Calvaire?

No vas muy descaminado porque me he planteado hacer una trilogía de horror de la cuál Calvaire sería la primera entrega y Alleluia la segunda. Alleluia es una película sobre amor escatológico, obsesivo y enfermizo protagonizada por Lola Dueñas y Laurent Lucas. Laurent también es el protagonista de Calvaire. Ambas películas tienen el mismo tono oscuro y enfermizo.

fabrice du welz recibe el premio melies en festival de Sitges

Has comentado que Alleluia y Calvaire tiene elementos similares. En Calvaire el protagonista va con su furgoneta y atraviesa un banco de niebla que parece una línea divisoria entre un mundo y otro ¿Cuál es el significado de ese símbolo?

No sé realmente que puede significar. Como director, a veces la filmación es un ente orgánico y nos pide lo que debemos hacer. Lo que tengo claro es que no quiero hacer una película que hable de la realidad. Mis películas son una especie de poesía, de poesía oscura, hablo de situaciones suspendidas en el tiempo, enfocando mi trabajo más hacia un realismo mágico que a la realidad, por eso me gusta mucho el cine español como el que hace Almodóvar u otros, él nunca habla de una realidad pura y dura. El cine francés ha sido mi favorito siempre, movimientos como la nouvelle vague o  directores que han vuelto su mirada hacia rincones de la realidad poco comunes han sido mis favoritos.

Hablando de la realidad. En Calvaire hay un gran momento, una escena muy loca en la que lo habitantes de ese pueblo fantasmagórico se ponen a bailar ¿Cuál es significado de ese momento?

No lo recuerdo muy bien pero quizás fue un momento de inspiración, en Alleluia verás algo parecido a eso, en el guión sólo fue una línea pero cuando filmamos nuestra inventiva lo  convirtió en algo más grande. Estábamos buscando “algo” y comenzamos a probar cosas hasta que dimos con ello.

¿Te consideras parte de una generación de cineastas de horror en la que incluiríamos a Alexandre Ajá o Pascal Laugier?

Me encantan esos realizadores y muchos son amigos míos pero en mi trabajo me siento muy lejos de ellos. No tengo para nada apetencia de gore o sangre, yo intentó centrarme en la historia, en los personajes, en la atmósfera, y con todo eso intento hacer algo muy personal. Todos esos realizadores que comentas y algunos más son mis amigos pero somos muy diferentes.

Por añadidura también creo que me encuentro muy alejado de los filmes de horror que se hacen hoy en día, los odio, creo que son estúpidos: personajes vacíos, misoginia, falta de creatividad. No me gustan nada las películas americanas de horror, es terrible que sólo estén hechas para ganar dinero. Yo crecí viendo horror de los ochenta y noventa, donde se hacía un cine muy visionario y directo, hoy en día las películas de horror son una auténtica basura.  De verdad, no tengo tiempo para ese tipo de cine, prefiero ponerme una película de Bergman u otros cineastas clásicos. Los directores de horror de hoy en día sólo están interesados en mostrar sangre y tetas, no hay inventiva.

En mis películas siempre intento ser creativo, da igual el género que se trate, intento buscar cosas nuevas y artísticas. No sé lo que opinas pero cosas como la saga de Paranormal Activity  y del estilo sólo están diseñadas para ganar dinero, son una basura.

Alleluia hacha

El título Alleluia se compone de una palabra muy positiva ¿El público saldrá de la película con un mensaje positivo? Has hablado de que Alleluia es la segunda parte de una trilogía. Calvaire no tiene un final muy feliz que digamos.

No hay final feliz en Alleluia y posiblemente tampoco lo habrá en la tercera parte de la trilogía. No estoy buscando un final feliz, la vida no tiene finales felices. El título es procede de una oración aunque no vas a ver una película que no es suave para nada. Verás que el personaje de Lola es muy fuerte y creo que ahí reside la esencia de esa oración, Allelluia.

 

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Upstream Color

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Ficha Artística

Año: 2013

Duración: 96 min.

País: Estados Unidos

Director: Shane Carruth

Guión: Shane Carruth

Música: Shane Carruth

Fotografía: Shane Carruth

Reparto: Amy Seimetz, Shane Carruth, Andrew Sensenig, Thiago Martins, Juli Erickson, Ted Ferguson, Frank Mosley, Charles Reynolds, Kerry McCormick, Karen Jagger, Jack Watkins, Jeff Fenter, Cody Pottkotter

Los colores del alma

Llevo unas semanas aconsejando la película Upstream Color (2013) a muchos amigos. Y es indudable que contiene un misterio entre sus imágenes, entre sus ritmos, los cuales deseas mostrar a los demás. Es una cinta evocadora y sensible para compartir. Una historia llena de preguntas con muy pocas respuestas. Incógnitas sobre la vida y el amor. Temas universales reinterpretados una y otra vez y que en la voz Shane Carruth son plasmados desde una sensibilidad nueva, rodeada de un halo de futuro cercano donde son posibles las pesadillas. Trascendencia y estado filosófico, en forma de poesía visual.



La historia de Upstream Color es aparentemente enrevesada y parece no arrancar, aunque finalmente termina avanzando de forma lenta. El comienzo es de una buena cinta de autor donde la belleza de la fotografía y la tensión se apoderan de todo. Poco a poco se enlazan acontecimientos y desde el estado hipnótico se comienza a trazar una historia de amor cargada de buen hacer. Y aunque la trama nos “envila” y nos llena la cabeza de sinsentidos y divagaciones, realmente entiendo que lo importante no es lo que acontece en las imágenes, no son el gusano, ni el cerdo, ni las piedras ni las flores, lo importante es el amor. Lo importante esta algo más allá del sueño de reencarnación. Es la lucha por sobrevivir y perpetuarnos, es la fuerza de la maternidad como el verdadero sentido de nuestro estar. La vida y el hombre en ella, intentando adaptarse a la inevitable y aplastante inercia de la tecnología. La tensión concluye con un idílico y endulzado final que relaja demasiado una película que es difícil desde su inicio.



La relación entre los personajes está tratada con bastante naturalismo, con diálogos entre cortados y miradas desconcertantes que parecen ser de películas caseras. Su paquete escenográfico es la mezcla de dos lenguajes bien distintos pero unidos de forma elegante; la videocreación abstracta y el documental. Este último mediante planos y planos que nos dejan fuera de la escena, y con la sensación de un espectador lejano aunque preocupado. Lo que vemos nos mantiene en un estado extraño de paz interior muy agradable para los amantes de lo insinuado, y esto es debido posiblemente a la silenciosa base de todo, donde una fotografía descriptiva es en muchas ocasiones el único vehículo de narración.



Por otro lado, la imagen de Upstream Color se recrea a lo “moderniqui”, con fuertes contrastes de enfoques y lo que en principio parece delirio puede acabar siendo hastío si eres de los que se marean fácilmente. No obstante, la atmósfera se desarrolla con una visión muy envolvente. El frío, la austeridad y la luz diáfana se apoderan de la pantalla mediante primeros planos centrados y ese azul de fondo nos hace estar siempre alerta.

Hay otro tema recurrente siempre en el arte, el Todopoderoso. La necesidad intrínseca y humana de un manipulador, un demiurgo que nos observa y nos castiga, aquel dedicado ahora a crear un mundo a nuestra imagen y semejanza. Un Dios en el papel de un artista sonoro, representación y resultado de la suma ideal; arte y tecnología.

El director Shane Carruth, también firmante de Primer (2004),  ha construido en Upstream Color una película aconsejable para los melancólicos y los románticos pues se recuerda con una sensación amarga pero conmovedora. También para los que buscan nuevos lenguajes y algo de riesgo en la apuesta final. Una buena película que es casi peliculón pero no termina de serlo. Quizás porque falta cierta madurez, o quizás porque no, distancia. En cualquier caso, una historia que no deja indiferente.

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La Sal de la Tierra

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Ficha Artística

Año:2014nDuración: 100 minnPaís: FrancianDirector: Win Wenders, Juliano Ribeiro SalgadonGuión: Wim Wenders, Juliano Ribeiro SalgadonMúsica: Laurent PetitgandnFotografía: Hugo Barbier, Juliano Ribeiro SalgadonReparto: Sebastião SalgadonProductora: Coproducción Francia-Brasil-Italia

La Mirada de Sebastiao Salgado

Es posible, y más que probable, que ninguna persona que conozca algo de la extensa obra del fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado quede indiferente ante la potencia de sus fotografías, ante la grandeza de su visión humana y al mismo tiempo brutal del mundo en que vivimos. El ojo de este fotógrafo ya sexagenario ha viajado por muchos rincones del mundo ofreciéndonos una panorámica, más, un fresco, de la conciencia humana y su relación con el mundo, con la naturaleza y la forma en que las personas, como colectividad o individualidad, afrontan los retos –normalmente tormentosos- del devenir de este mundo, bello y aciago. Salgado es un fotógrafo eminentemente social, posicionado de forma clara ante la barbarie y la guerra, defensor del medio ambiente y de la coexistencia de modelos de vida que nos pueden parecer vetustos y anacrónicos por el simple hecho de no entrar por el sangriento aro de la globalización, allá donde las personas “civilizadas” estamos viviendo. Sin duda la obra de Sebastiao Salgado es un referente de la fotografía moderna pero también del compromiso con una humanidad más justa y con el respeto al planeta; sus fotografías nos han llevado a lugares tan fantasmagóricos como inaccesibles, y en otras ocasiones han reflejado como nadie la decadencia y la grandeza humana, y la belleza de la naturaleza. Se consagra así el fotógrafo  brasileño como un personaje humanista, en su obra y en el mensaje que transmite.



Este material tan impresionante como visualmente atractivo es el motivo del último documental de Win Wenders, titulado La Sal de la Tierra (The Salt of the Earth, 2014). En este documental de dos horas de duración Wenders comienza narrando la infancia y juventud de Sebastiao Salgado, momentos en los que el fotógrafo adquirirá una vinculación con su tierra natal que tendrá gran importancia en su senectud. La narración avanza de forma lineal, recorriendo el comienzo de su interés por la fotografía y sus primeros viajes como profesional, ahondando ligeramente en su contexto familiar. Una vez realizada la introducción, en la que Wenders se auxilia de diverso material de archivo, nos presenta a un Salgado más maduro que comienza a adquirir la conciencia social que le llevará a la ejecución de grandes proyectos como Workers o Génesis, concluyendo en el último acto de la película con la catarsis personal del fotógrafo y su reconciliación con una humanidad a la que había comprendido herida de crueldad.



Win Wenders cuenta con un caballo ganador en la casilla de salida, Sebastiao Salgado, como personaje, artista y ser humano,  es una figura que vale la pena conocer: él y su obra, un viaje apasionante por lo mejor y lo peor de este planeta, y de la impronta humana sobre él. Con semejante material la realización de una película, a poco esmerada que sea, debería tener un buen resultado. Narrativamente Wenders no aporta gran cosa al género documental, todo se mantiene dentro de la corrección de las formas: entrevistas a primer plano de Salgado, voces en off para narrar o comentar sus fotos, planos fijos de sus fotografías más impactantes, algunos fragmentos de vídeo de archivo….No hay efectismos ni giros sorpresa, tampoco hay un pulso narrativo que dinamice la película más allá de la linealidad propuesta por Wenders. El documental es, en definitiva, correcto y digerible pero no presenta un ápice de riesgo a la hora de su realización, como hemos visto en otras piezas independientes como Plot For Peace (2014) o Act of Killing (2012). Estos motivos no tienen porqué ser una excusa para no acercarse a La Sal de la Tierra pero queda patente del enquilosamiento del director en una factura cinematográfica de un tono muy moderado. Mientras que Werner Herzog sigue sorprendiendo con documentales tan potentes y alternativas como La Cueva de los Sueños Olvidados (2010), La Sal de la Tierra es una obra “major” que se adapta a las exigencias de un público muy mayoritario.



El cierre de La Sal de la Tierra es cuando menos paradójico; tras dos intensas horas de proclamación de la obra y vida de Sebastiao Salgado en un humanismo global y sin fisuras, la conclusión, lejos de ser integradora, queda focalizada en un mensaje de tintes ecologistas tan explícitos que bascula de forma innecesaria el peso de la historia hacia la última parte de la vida de su protagonista, abandonando al público a una suerte de olvido de lo visto en la primera hora y media de cinta. Un final poco merecido, no ya tanto para la película como para el legado del fotógrafo brasileño, pero aún así, la cinta merece ser visionada siquiera para aproximarnos a este gigante de la fotografía mundial y del pensamiento humanista que es Sebastiao Salgado.

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REC 4 Apocalípsis

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Ficha artística

Año: 2014

Duración: 95 min

País: España

Director: Jaume Balagueró

Guión: Jaume Balagueró, Manu Díez

Música: Arnau Bataller

Fotografía: Pablo Rosso

Reparto: Manuela Velasco, Héctor Colomé, Mariano Venancio, Críspulo Cabezas, Paco Manzanedo, Emilio Buale, Ismael Fritschi, María Alfonsa Rosso, Carlos Zabala,Khaled Kouka, Paco Obregón, Javier Laorden, Cristian Aquino

Productora: Filmax

El barco del terror

Desde el inicio de la saga REC en el año 2007, con ese experimento de terror de bajo presupuesto que supuso la primera entrega, la franquicia creada por Jaume Balagueró, Paco Plaza y el productor Julio Fernández no ha parado de cosechar éxitos dentro y fuera de nuestras fronteras;  REC fue estrenada en un momento en el que el cine zombie inauguraba una nueva variante de muerto viviente, no tan muerto, el del “infectado”, sujeto que por acción de un virulento virus perdía todo sentido del ego y la conciencia individual y se lanzaba a la llamada del instinto, aunque en este caso el ansia caníbal se sustituía por una pertinaz ansia de propagar el virus a sus congéneres sanos; a ello se unía una fortaleza física y una velocidad en los movimientos a años luz de su homólogo nacido en el american gothic y sus precursores haitianos. Aún así, la figura del infectado y del zombie son dos variantes tan complementarias como imprescindibles para el cine de terror posmoderno, caras de una moneda que vuelve sobre esa lectura del individuo como una criatura que saborea las exiguas mieles de la racionalidad y la civilización, quedando rehén de las pulsiones caprichosas de una masa que se rige por la más absoluta sumisión a sus instintos, ya sean naturales -como el caso del canibalismo o la violencia- como creados -el consumismo del que son víctimas los protagonistas de Zombie (1978) de George A. Romero-. El “infectado” no necesita demasiada ayuda para rebelarse contra el sistema capitalista-racionalista en el que vive, simplemente una gota de sangre, un poco de saliva o una arañazo harán que la persona más cabal acabe siendo una auténtica bestia parda que propaga su ponzoña de forma exponencial, un Apocalípsis en cuestión de horas.



Esta nueva forma de Apocalípsis que nos amenaza a la vuelta de la esquina es la que el dúo de cineastas, Balagueró y Plaza, supo visionar. Concebida casi con seguridad como un apéndice de 28 Días Después (28 Days Later, 2002) buscando una óptica distinta para esa plaga globalizada extendida en nuestra cultura popular, REC nos  presenta a un puñado de personas normales sometidas a la presión de un contagio tan rápido como violento e irreversible. La película de 2007 además cuenta con la novedad de estar rodada al estilo found footage, otorgando un gran verismo a la acción y regalando al espectador un gran protagonismo de la misma, la sangre y la oscuridad se mezclan de forma magistral en planos amontonados y frenéticos. Pero no sólo la ambientación de la película era capaz de emocionar y asustar sobremanera al público, el hecho del mero contagio llegaba tan cerca de las butacas del cine que la experiencia REC se ha convertido por derecho propio en un clásico del cine de terror español y un título de culto en el extranjero.



REC no se quedó como único capítulo de la saga. Los artífices de esta película han llegado a sacar adelante otros tres títulos más junto al que nos ocupa, REC 4 Apocalípsis (2014). La segunda entrega, REC 2 (2009), volvía al edificio de pisos de las ramblas barcelonesas, pero esta vez los protagonistas eran un equipo de élite junto a un dudoso doctor en busca de una cura para el virus. Ángela Vidal (María Velasco), heroína de la primera entrega, volvía a asumir un gran peso del protagonismo de la película. Quizás mal comprendida por el público REC 2 necesitaría una revisión por parte de muchos para ponerla en su lugar: desaparecido el efecto sorpresa de la primera REC, su secuela se dedica a ampliar notablemente la mitología de la saga, a añadir muchísima acción y dar un mayor protagonismo a otro de los iconos -junto a Angela Vidal- que nos dejado REC, la terrorífica y zombificada Niña Medeiros. REC 2 fue nuevamente codirigida por Jaume Balagueró y Paco Plaza; no sucedería lo mismo con REC 3 Génesis (2011), dirigida a una sola mano por Paco Plaza, quién realiza un cambio de registro radical para la saga, eliminando el estilo visual del found footage y añadiendo cantidades desmedidas de comedia gore y algún toque de humor hispánico. Sin duda ha sido la más controvertida de la saga, teniendo detractores que abogaban por una continuidad más purista y otros que se mostraban alegres de que REC se hubiera reinventado. De cualquier manera REC 3 Génesis es una película de “infectados” muy notable y bien realizada, y además muy divertida.



Tras REC 3 Génesis tres años tuvieron que transcurrir para que  Jaume Balagueró preparara el regreso de la heroína Ángela Vidal en lo que sería el último capítulo que ¿cerraría? la saga, REC 4 Apocalípsis, película que retoma los acontecimientos de la primera parte, comenzando su metraje con un nuevo asalto de las fuerzas especiales al piso barcelonés, esta vez para convertirlo en cenizas; tras el ataque de varios infectados al equipo militar aparece en escena Ángela Vidal, la siguiente secuencia comienza con estos supervivientes despertando en un barco en mitad de alta mar. REC 4 Apocalípsis es una apuesta por la acción y la diversión, Balagueró deja que en ocasiones el guión haga aguas para dar salida a una trama llena de acción, una historia claustrofóbica y sanguinolenta, más cerca de la película francesa La Horde (2009) que de la primera 28 Días Después. La historia también incluye a un puñado de mad doctors, unos cuantos militares cachas y una tripulación que no quiere hacer muchas preguntas.



Balagueró vuelve a cambiar el estilo visual del film con respecto a las dos primeras entregas. Queda atrás el formato cámara en mano para imponer una visión más clásica y dar más juego a complejas escenas de lucha, a unos tiroteos más brutales que los vistos en REC 2, y a unos planos que a veces se nos antojan lo mejor que hemos visto en el género zombie desde hace tiempo. Ahí destaca el gran trabajo de maquillaje de Alma Casal, consiguiendo unos infectados que nos recuerdan a un cruce entre los monstruos la primera REC, 30 Días de Oscuridad (2007) y Demons (1985).



REC 4 Apocalípsis es una gran fiesta, como ha manifestado su director, es una película que tiene elementos de género memorables, que son apreciados y disfrutados con empatía por todos los fans, eso es innegable, sólo hay que recordar la escena de los monos infectados  persiguiendo a Ángela (guiño a 28 Días Después) o las escenas que protagoniza el cocinero del barco, de lo mejor de la película. Los puntos fuertes de REC 4 Apocalípsis son precisamente los que dejan al aire sus flaquezas: la escasa mitología que aporta a la saga – apoyándose más en las referencias de género-, y un guión tramposo y absurdo en ocasiones que sirve de pretexto para que la historia se lance al terreno de la acción en lugar del discurso fílmico. La película La Horde – su fuente de principal inspiración- nos puso la piel de gallina cuando veíamos a esas hordas de zombies repelidas a tiros por unos delincuentes, ahora vemos en REC 4 Apocalípsis como los infectados son abatidos a tiros y cuchilladas en los estrechos pasillos de un barco, pero para ello los protagonistas tienen que tomar todo tipo de decisiones absurdas y fuera de tono; también se facilita el avance de la historia (como el momento de la huída de Ángela) con trucos de aprendiz de guionista que pueden hacer sonrojar a cualquier amante de la saga ¿Es una comedia? No, lo que ocurre es que la historia de REC 4 Apocalípsis podría funcionar pero el guión no está a la altura de las circunstancias, en La Horde sí lo estaba.



Los que se acerquen al cuarto capítulo de REC deberían hacerlo sin muchos prejuicios y sin esperar que la película de Balagueró les suponga un antes y un después en la experiencia de género que todos buscamos. Los fans encontrarán mucha diversión, mucha acción y algunas simpáticas novedades que ya hemos comentado pero no será la película que cierre la saga con broche oro. Queda el final abierto, y de Apocalípsis más bien poco. Los aficionados deberán tomárselo con calma y disfrutar del espectáculo y como colofón echarle un ojo a la interpretación Héctor Colomé en el papel del Dr. Ricarte, un mad doctor a listar en los anales de los villanos del cine de terror español.

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Terror en el Espacio en DVD

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terror en el espacio aka planet of the vampires

Terror en el Espacio no es la mejor película de Mario Bava, pero sí una cinta que marca un antes y un después en la visión de la ciencia ficción, mezclada con una dosis de horror tan generosa que se la puede considerar como una de las películas precusoras de Alien, El Octavo Pasajero.

La editora de cine Regia Films se hace cargo de la recuperación de este clásico del terror italo-español. Dicha edición sigue la línea continuista de otros tìtulos ya publicados por esta firma como ha sido su inacabable colección de giallos o clásicos del cine gótico italiano como La Máscara del Diablo o Las Tres Caras del Miedo, ambas también firmadas por Mario Bava.

Terror en el Espacio se presenta en un doble dvd con los tres montajes de la película: el español (curiosamente el más completo), el italiano y el internacional, distribuido en EE.UU; un lote único a nivel mundial. Se respetan los respectivos audios en castellano, italiano e inglés, dedicándose un subtitulado específico para cada uno de estos dos últimos idiomas. El formato de imagen es el original en 1,85:1 con mejora anamórfica para su adaptación a pantallas panorámicas, y como extras incorpora el tráiler internacional y los créditos del montaje español, así como un libreto de 16 páginas en color, escrito por el crítico Roberto García-Ochoa (Doble Kulto Cinema) y que pretende contextualizar el filme dentro de la provechosa obra del realizador romano, además de analizarlo mientras se apuntan algunas curiosidades del mismo. Como guinda, la edición de Regia Films  cuenta un estuche traslúcido y una carátula reversible que permite elegir cualquiera de los tres póster originales en sus respectivos idiomas.

terror en el espacio editado por regia films terror en el espacio angel aranda terror en el espacio libreto terror en el espacio aka planet of the vampires terror en el espacio dvd

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Horrorvision Mag 11

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horrorvision mag 11Os recordamos que el nuevo Horrorvision Mag 11 está a la venta desde hace unas semanas, con portada dedicado a Brian Yuzna, una ilustración exclusiva del gran Adrián Cardona. Además de repasar la carrera de Yuzna con una entrevista exclusiva y un poster especial de Dr.Chainsaw, tenemos artículos sobre Death Waltz Recording Company,CineploitBloody HammersMANTAR… un especial de Videojuegos dedicado a HP Lovecraft, y nuestras secciones dedicadas a los Video Nasties, tattoos, comics y otras cosas del terror.

Recuerden! Pedidos a través de Facebook o escribiendo al mail de horrorvisionmagazine@gmail.com.

Stay horrored!

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Satanás The Black Cat

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Ficha artística

Año: 1934.

Duración: 65 min.

País: Estados Unidos

Director: Edgar G. Ulmer.

Guión: Edgar G. Ulmer, Peter Ruric (Historia: Edgar Allan Poe).

Música: Heinz Roemheld.

Fotografía: John J. Mescall (B&W)

Reparto: Boris Karloff, Bela Lugosi, David Manners, Julie Bishop, Egon Brecher, Harry Cording, Lucille Lund

Productora: Universal Pictures

El castillo del horror: Boris Karloff Vs. Bela Lusosi

La vieja Europa tuvo un siglo XX de lo más convulso, nada menos que dos grandes guerras involucraron a prácticamente todos los países europeos, con la consiguiente pérdida de riqueza y talento en forma de fuga de cerebros de las vanguardias culturales. Si como afirman los científicos, la entropía -el desorden- es la causa propia de la vida, las convulsiones socio-políticas sitúan a los artistas en la diatriba de manifestar su parecer ante esas agitaciones mediante la expresión del arte. He aquí que los regímenes fascistas no soportan el arte, lo intentan encorsetar y estandarizar a su propia medida. Durante la Alemania nazi cientos de artistas de todas las disciplinas tuvieron que huir temiendo ser represaliados por el régimen,  también científicos e industriales. Estados Unidos era la meca de estos prohombres del saber, donde eran recibidos con los brazos abiertos por lo que pudieran aportar a la joven nación. Sin alargar mucho la lista, y más bien siendo concisos, Edgar G. Ulmer, cineasta de origen checo afincado en Berlín, fue uno de ellos, un hombre de cine que había mamado la esencia del expresionismo alemán de principios del siglo XX y cuya primera obra fue algo tan atrevido para la época como un documental: Los Hombres del Domingo (1930), codirigida con pesos pesados del cine alemán que luego se verían las caras en la industria norteamericana: Robert Siodmak, Curt Siodmak y Fred Zinneman.



La siguiente película de Edgar G. Ulmer no fue de producción alemana, ya había dado el salto al otro lado del océano buscando una industria que no pusiera cortapisas a su creatividad. En 1934 se inaugura en el cine norteamericano, concretamente en los estudios Universal, con una película de terror, una adaptación de un cuento de Edgar Allan Poe que reúne en su reparto a Bela Lugosi y a Boris Karloff como protagonistas de una historia tan extraña que en momentos se ve rayana en un surrealismo un poco enfermizo. El nombre de esta obra es The Black Cat (1934) titulada en España como Satanás. Aparte de la maestría de esta obra y de la densidad de su atmósfera y sus personajes que la consagran como una pieza imprescindible del cine fantástico, cuyo análisis desgranaremos en estas líneas, cabe destacar que ya el título en español era completamente errado, pero su encabezamiento original no dista de ser menos falaz. Satanás The Black Cat, es una película basada en el cuento El Gato Negro, de Edgar Allan Poe, sin embargo la similitud del argumento de esta película con la pieza del escritor romántico no tiene absolutamente nada que ver excepto que de vez en cuando aparece un gato negro en escena. Resulta curioso cómo se aprovecha el tirón comercial de Poe para el cine aunque la supuesta adaptación no tuviera en común más que el título con la obra del poeta afincado en Providence.



Satanás The Black Cat cuenta sólo con un puñado de personajes a los que somete a un duro tour de force en medio de una atmósfera densa y enfermiza, barrenada por una pasión lujuriosa, un marco gótico que conjuga el clasicismo del castillo encantado y una estética vanguardista poco común en las producciones norteamericanas:  Una pareja de recién casados Joan Allison (Julie Bishop) y Peter Alison (David Manners) se encuentran disfrutando de su viaje de novios cuando conocen a un misterioso hombre llamado Vitus Verdegast (Bela Lugosi), que ha pasado los últimos quince años encerrado en una prisión. Tras unas azarosas circunstancias la pareja se verá obligada a que pernoctar  en el hogar del siniestro arquitecto Hjalmar Poelzig (Boris Karlof) a quién le une una vieja amistad con Vitus, desde ese momento la narración se centrará en la antigua relación de ambos, una antigua rivalidad que procede de los I Guerra Mundial, una mujer, la de Verdegast, en liza por ambos amantes. La irrupción de la pareja de novios en esta disputa despertará el insaciable deseo lujurioso de Poelzig, deseoso de contar con Joan Allison en su colección de mujeres amortajadas -increíble escena en la que Poelzig muestra su “colección de muñecas” conservadas para la eternidad-. En este momento, como en otros, el personaje de Boris Karloff se muestra como un auténtico psicópata, una especie de Conde Drácula disfrazado de modernismo y sofisticación, dejando a Bela Lugosi el papel de hombre torturado y mentalmente frágil, acobardado por la pérdida de su esposa y por los pecados que cometió junto a Poelzig en la guerra. El pulso interpretativo entre ambas estrellas del cine de terror es sublime e incesante, tanta vez que los roles típicos que se asignan a los actores cambian diametralmente en Satanás The Black Cat.



El castillo gótico o mansión decimonónica se cambia por una inquietante fortaleza -construida sobre el lugar donde ocurrió una sangrienta batalla- que parece construida por un arquitecto de la escuela alemana Bauhaus. La fortaleza exhibe estancias decoradas con gusto exquisito, repletas de elementos art decó -movimiento artístico surgido en el periodo de entre guerras- en las estancias de uso común. Sin embargo, a medida que los personajes se adentran en el submundo del recinto, y por ende bucean en los laberintos de sus almas donde se encuentran con las deudas que tienen que saldar, la carga de oscuridad y terror de las estancias aumenta in crescendo: En la sala de las mujeres amortajadas en urnas de cristal cilíndricas Poelzig exhibe su naturaleza lujuriosa y psicópata; durante la bajada por la escalera de caracol -que parece salida de algún clásico de cine expresionista- Vitus recita un monólogo comparando a ambos protagonistas como espectros de la Gran Guerra; la inquietante sala de tiro de la artillería -un escenario hasta la fecha inédito en una película-, el altar pseudosatánico, o la sala de las torturas donde tendrá lugar el enloquecido final, donde Verdegast ejecuta el desollamiento de Poelzig con un escalpelo, todos son escenarios que aportan tanta oscuridad y horror a la película como frescura al panorama de terror de la época, dominado por la continua revisión de los tópicos románticos. La estética de la película, en la que Edgar G. Ulmer se involucró personalmente, tiene un más que evidente sabor europeo; el director ya estaba bregado en la creación de más que insinuantes decorados: sus trabajo en El Golem (1915), El Gabinete del Doctor Caligari (1920), Metrópolis (1927) o M. El Vampiro de Dusseldorf (1931) supusieron piezas claves decisivas del cine europeo de entre guerras; el talento de Ulmer como director de arte fue muy bien aprovechado en los estudios Universal.



Influida por la incipiente tendencia de las horror-comedy que precisamente lanza la Universal con El Legado Tenebroso (The Cat and the Canary, 1927) -y no casualmente dirigida por el exiliado de origen alemán Paul Leni-,  Satanás The Black Cat ofrece algún gag de humor que no descompensa el tono de la película.  La aparición de una pareja de policías ineptos o el gag del epílogo rompen momentáneamente la atmósfera de horror y locura que domina el resto del metraje.



Satanás The Black Cat se muestra al público actual como una cinta vigorosa y de unos valores artísticos dignos de descubrir: los juegos expresionistas de luces y sombras, el simbolismo del gato negro como catalizador de la culpa de los protagonistas -en continuo remordimiento por el personaje de Bela Lugosi, que se trastorna cada vez que le ve-, la mezcla de “perversiones”, que van desde el ocultismo, la necrofilia, el pseudoincesto o la tortura -aunque sea en off visual- nos dejan un interesante título con una estética poco entendida y rabiosamente vanguardista. Llega a tal punto el carácter visionario de esta cinta que su banda sonora aparece omnipresente en todo el metraje, contraviniendo la costumbre de la época que sólo la usaba para enfatizar momentos puntuales y a acompañar los títulos de crédito. Esta película sería la primera de las ocho películas que protagonizarían juntos Boris Karloff y Bela Lugosi, fue la más rentable de los Estudios Universal en 1934, también supuso el aterrizaje de Edgar G. Ulmer en Hollywood y el comienzo de una carrera plagada de títulos imprescindibles para el cine de terror y fantástico, títulos que todos los aficionados deberían revisar de forma obligatoria: Filmografía de Edgar G. Ulmer.

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Blood Diner (Fonda Sangrienta)

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Ficha Artística

Año: 1987

Duración: 88 min

País: Estados Unidos

Director: Jackie Kong

Guión: Michael Sonye

Música: Don Preston

Fotografía: Jürg V. Walther

Reparto: Rick Burks, Carl Crew, Roger Dauer, LaNette La France, Lisa Elaina, Max Morris, Roxanne Cybelle.

Sexo, canibalismo, dioses antiguos…y mucha caspa

La historia de mi vida puede ser contada en base a los recuerdos sobre películas de dudosa calidad y procedencia que me he ido tragando a lo largo de todos estos años. Podéis decirme cualquier año y probablemente recuerde más las películas de mierda que me trague por aquel tiempo, que cualquier hito que hiciese por aquella época. Ya sabéis que por estos lares solo me da por hablar de cine de mierda, pero hoy voy a cambiar el chip y voy a hablar de una película casposa que es impresionante, entretenida, y probablemente la mejor película de Serie Z de la historia (y creedme que me he tragado muchísima diarrea de Angela Merkell por el gaznate).

Cuando era más joven, en casa de mis padres teníamos una tanda de canales rarunos de una empresa llamada Ibertele. Por aquel entonces conocí el programa de la ETB 2Bodrios de cine” (también descubrí la serie de dibujos animados del Vengador Toxico en el Canal Panda) un programa de cine sin pretensiones en el que un vasco con voz de actor de doblaje trincaba cuantas películas de mierda podía y las destrozaba de las maneras mas crueles y divertidas posibles. Por supuesto que me grabe cuantos programas pude y normalmente dejaba el video grabando directamente por la noches, para luego por la mañana fijarme en que había pescado aquel día. Y efectivamente, un día me encontré con esta película que me cambiaría para siempre. El resultado es una intoxicante y delirante comedia gore creada como un claro homenaje del film Blood Feast de Herschell Gordon Lewis del 63, Blood Diner (Jackie Kong, 1987) increíblemente histérica y pasada de vueltas, es un concentrado de absurda diversión que no deja indiferente a absolutamente nadie y un más que digno sucesor de la película del 63.



Pero vamos a comenzar con el génesis de este film y para eso tenemos que retrotraernos a tiempos mas pretéritos y mas sencillos que la actualidad y a una película específica que cambiaría la historia del cine. Esta historia comienza con el nacimiento de Herschell Gordon Lewis (nacido el 15 de Junio del año 29 en Pittsburgh, Pensilvania), un director visionario que fue conocido principalmente por ser el primer tío que decidió hacer una película con sangre y vísceras a tuti plen, cuando a nadie se le había ocurrido esa idea de bombero. Aunque es mayormente conocido como El Padrino del Gore, su carrera ha estado curtida en diferentes subgéneros de Explotation, como películas de delincuencia juvenil, eróticas, películas para niños y por lo menos unas cuantas comedias costumbristas rurales. La mejor manera para describir la carrera de Lewis, fue la de una revista de cine de entonces que dijo esto sobre él: “Con sus películas gore mejor conocidas, Herschell Gordon Lewis fue un pionero, yendo más lejos de lo que nadie más se atrevía, experimentando las profundidades de la repugnancia y de la incomodidad en pantalla con más mal gusto e imaginación que cualquier persona de aquella época”. 

Estaba claro que estaba llamado a ser alguien grande

 

Herchell Gordon Lewis tuvo en un día frío de invierno del 63, una de esas extrañas ideas que te suelen rondar por la cabeza, en este caso la de inventar desde cero un subgénero cinematográfico cuya principal característica era el abusivo uso de la sangre y los sinsentidos más variados posibles. No, de hecho el único mensaje, sentido y razón de ser de ese género sería la sangre y las mutilaciones como único Leitmotiv. Corría el año 1960 y Gordon Lewis trabajaba como socio del productor Dave Friedman, uno de los tipejos más conocidos y famosos dentro del ámbito del cine Nudiexplotation de los 60. La cosa es que Gordon Lewis y Friedman hicieron buenas migas desde el principio y esto daría inicio a una intensa carrera de fondo para ver cuantas películas de bajo presupuesto podrían meter dobladas por las salas de cine yanquis. Su primera obra en común, un drama de adolescentes permanentemente empalmados titulado The Prime Time, fue un fracaso a todos los niveles posibles. Esto obligó a ambos a buscar el éxito fácil y se les ocurrió meterse en el berenjenal de hacer pelis nudies, osea de tetas. Con el tiempo, Lewis se cansó de hacer películas nudies y pensó que era el momento perfecto de comenzar a pensar en dar un giro de 180 grados a su carrera en el celuloide.



Los bardos de antaño cantan alegremente que la historia realmente comenzó en el año 1963, cuando el sinvergüenza, inteligente e inventivo Friedman recibió el encargo de rodar un film con un alto contenido de “Tetamen” en las playas de Florida. El productor, un tal Eli Jackson estaba obsesionado con que su esposa (una striper de cuidado llamada Virginia Bell) luciera ante las cámaras palmito y se convirtiera en una verdadera estrella de Hollywood (eso nunca sucedió). El problema fue que la intérprete estaba embarazada de unos cuantos meses lo que obligó a Gordon y Friedman a acabar la cinta a velocidad absurda. Exactamente tardaron tres largos días en llevarla a cabo y, como os podéis imaginar, la película fue especialmente paupérrima. Friedman y Lewis se dedicaron a trabajar posteriormente con el dinero que les sobro de la película nudista esta de marras (Si, sobro dinero y todo) en un proyecto algo diferente. Se trataba de un guion que el buen Gordon escribió a la velocidad la luz (pero no más rápido que la velocidad del amor) y que contaba la historia de cómo una madre se hace con los servicios de un cocinero egipcio llamado Ramsés (típico nombre zaragozano) para preparar la comida de la fiesta de su hija. Ramsés que es un tipo aplicado y sencillo, decide hacer un plato que nadie ha hecho en 5.000 años y que consiste en la interesante mezcla de órganos vitales de seres humanos (por supuesto siempre chicas guapas) que no han realizado el acto sexual.



La cosa es que se pusieron manos a la obra con semejante material y contrataron como protagonista a Connie Mason, playmate conocida en el año 63 y conocida por nada más (¿alguien ha dicho Sam J. Jones?). Por lo visto lo que realmente les importaba en un largometraje de este calado no eran precisamente las actuaciones Shakespearianas de los actores sino la sangre, las decapitaciones, las mutilaciones y los sesos esparcidos por la tarima. Como decía la mente preclara del cine Gordon, la sangre era mucho más importante que el argumento o el elenco de actores. La sangre era por lo tanto el verdadero protagonista, con lo que Gordon se puso manos a la obra codo con codo con un laboratorio llamado Coral Gables para dar finalmente con un líquido baratucho que parecía sangre y todo. En palabras de la enciclopedia andante Friedman, “La sangre iba a salir a chorros de los muñones, de las cuencas vacías de los ojos, de las cabezas con la cabellera arrancada y de los torsos despellejados”. Para conseguir hacer estos efectos aun más realistas, Gordon Lewis confeccionó unos cuantos maniquíes que rellenaba por dentro con carne de animal que pillaba a precio de saldo en un hipódromo local (True Story). Gordon Lewis y Friedman consiguieron acabar la película, y lo que es más, acabarla con un resultado más que digno para dos tipejos como estos. El presupuesto final fue de 40.000 dolares y se estrenó en el año 63 en un auto-cine cercano a Chicago. Los trailers de Blood Feast llamaron, por lo visto, mucho la atención la gente de la zona y fueron en masa (bovina claro) a verla a ese cine. Friedman, un tipo que piensa en todo, vendió una especie de bolas de hachís para el mareo (a precio de oro) con la intención de que fuesen consumidas por el público en caso de no sentirse cómodo viendo Blood Feast (another True Story). En definitiva, Blood Feast se convirtió en poco tiempo en un verdadero éxito consiguiendo recaudar cuatro millones de dólares con una cinta en donde la sangre era el principal reclamo. Todo esto le permitió a Gordon (y a Friedman) continuar con su carrera dentro en el cine gore y realizar otra obra maestra titulada 2000 Maníacos e incluso en pleno siglo XXI un Blood Feast 2 y todo.



Tiempo después, en los tórridos ochenta, la más que desconocida directora (de tres películas de mierda) y guionista estadounidense Jackie Kong junto con Michael Sonye en las tareas de escritura (creador de mucha caspa como Los Surfistas Nazis deben morir), cogieron tres duros que habían recibido de no se que productores (mediante mendicidad por supuesto) y decidieron que harían una protosecuela/homenaje de tan maravillosa película como Blood Feast, que acabaría llamándose Blood Diner (Fonda Sangrienta). Puede decirse que es un remake en tono de parodia encubierto por lo profundamente “inspirada” que está en la pionera del genero gore anteriormente mencionada. Es una de esas películas que trascienden en la memoria de los aficionados al cine-club casposo, más por su estrafalario argumento que por cualquier atisbo de calidad.



Blood Diner (Fonda Sangrienta) empieza con una escena de la infancia de los protagonistas, los pequeños George y Michael Tutman, dos hermanos que juegan tranquilamente en el salón de su casa. Efectivamente, se llaman “George” y “Michael”, lo cual resulta bastante deshuevante cuando alguien los llama al mismo tiempo (cosa que en el film sucede bastante), y que solo se explica si pensamos que Jackie Kong era una fan fatal de cierto artista, mucho antes de descubrir que el chico era algo gay. Justo en ese momento va a parar al lugar donde están los chicos el tío Anwar, un desequilibrado que acaba de cortarse sus joyas de la corona y al que persiguen las fuerzas de la ley por haberla liado parda en un puticlub. Después de destrozar la puerta y entrar en el domicilio, el psicópata regala a sus sobrinos dos medallas que representan el culto a Sheethar, una diosa de la magia negra y la muerte objeto de oculta adoración a lo largo de los siglos, y les hace prometer que jamás se olvidaran de el ni de las historias sobre el culto. Frente a la casa y con la atenta mirada de sus sobrinos, el pobrecillo tío Anwar es cosido a balazos después de ir con un cuchillo de carnicero a rajar a un policía random no sin antes gritar “SHEEEEEEEETAAAAAAR”. Por mi parte cabe señalar la impresionante interpretación de Anwar que ofrece el actor Drew Godderis que logra convertir a gente tan épica como Jack Nicholson en un actorucho de Sharknado 2. Después de esto, la historia avanza 20 años en el tiempo y nos encontramos a los hermanos a punto de profanar la tumba del tío Anwar para recuperar su cerebro. Y efectivamente, allí está la masa cerebral del querido tío, con un estado de frescura inmejorable, y que una vez es guardado en un bote con formol podrá hablar, guiñar el ojo (si, tiene ojos) y demás lindezas por el estilo. Por supuesto el tío Anwar Namtut tiene un plan, para ello será necesario que sus sobrinos reconstruyan el cuerpo de la diosa con partes amputadas de otras mujeres, y un requisito indispensable, es que las donantes tienen que ser unas golfas. Mientras se dedican a esos menesteres, los Tutman sirven las sobras de sus víctimas entre los platos del restaurante de comida vegetariana que regentan. Ambas situaciones son el eje central de la historia, y se presentan bajo el amparo de un humor majadero que funciona maravillosamente bien.



Que os fascine esta Blood Diner (Fonda Sangrienta) depende demasiado de vuestro sentido del humor y el tipo de cosas que os hagan gracia. Personalmente, esta película me hizo reír la primera vez que la vi (como me dolían las costillas), gracias a su estilo de comedia bárbaro y sinsentido, con personajes que se comportan como si fueran personajes de la animación mas gamberra posible y con el gore y la violencia, que están hechos de forma tan exagerada para que resulten más deshuevantes. Para que os hagáis una idea, estos son algunos de los gags que me hicieron reír:

Mark Shepard (Roger Dauer) es un detective estereotipado ochentero con pinta de chuloputas y con pelopalomo en el pecho que cada vez que suelta alguna chorrada, su capitán no puede reprimir las ganas de meterle un puñetazo; En otro momento George va camino de un asesinato con la música de los DootonesAy si si, we want to mambo” cuando ve a un motorista con problemas, George ni corto ni perezoso decide atropellarle porque si, pero el motorista sobrevive y George debe atropellarlo varias veces para acabar con él (aunque luego la policía confiesa que aunque estaba destrozado murió de un ataque cardíaco)

Cuando los hermanos entran en un club para buscar víctimas para su sangriento ritual pagano, el portero les impide la entrada, pero George lo coge y lo lanza a la calle, donde un coche saltando y con la música de “la cucaracha” le aplasta la cabeza mientras la gente en la cola se ríe y su compañero grita: ¡ey! ¿estás bien?.

A un tío de un restaurante de la competencia que tiene de único amigo en el mundo un muñeco al que le da la voz rollo ventrílocuo, le cortan las manos y se escapa conduciendo su coche echando sangre a surtidor

Y hasta sale una competición de lucha libre donde uno de los hermanos se enfrenta al pequeño Jimmy Hitler, un luchador ario al que acaba, literalmente, merendándose en el ring.

Amén de un largo etc de degeneraciones posibles, sacadas de la mente de un psicópata con buen sentido del humor.

A pesar de su patético presupuesto, con efectos especiales más que artesanales, se puede decir que están bastante logrados, siempre teniendo en cuenta que el resultado final de Blood Diner (Fonda Sangrienta) es una película de humor. Jackie Kong se dedica a buscar siempre la espectacularidad antes que el realismo, pero las lagunas y gazapos de guión parecen más fruto de la mala estructuración de los responsables de la cinta que de las limitaciones monetarias, y esos pequeños fallos en realidad no acaban empañando tan digno film. De todas formas, ver una comedia gore ochentera con cerebros hablando, tetas por doquier, luchadores y trompetistas nazis y con un gordo vomitando a todo el publico de un restaurante, merece ser vista sin dilación.

En definitiva, un film repleto de gore y comedia (con momentos irrisorios ciertamente divertídisimos), provocados la mayoría de las veces por los comentarios degenerados que se cascan durante el film como el del cerebro del tío Anwar que le dice al cuerpo de Sheetar: “Sheetar pero que buena estas, si tuviese todos mis atributos masculinos te enseñaría el sentido de la palabra machismo”. Por mi parte os la recomiendo si sois fans del cine de aquella época en la que buceabais buscando cualquier mierda que saliese en el videoclub, o solo por echarte unas risas con los colegas.

Yo por mi parte espero hacer algo tan maravilloso como esta película algún día en mi vida.



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Terror en las ondas

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terror en las ondas

El pasado domingo estuvimos grabando en las emisoras de Onda Polígono, la radio más independiente de Toledo, dentro del programa Rutas Enemigas. Propagamos el terror en las ondas con un programa de bandas sonoras de películas dedicadas al cine de terror. Normalmente el programa se emite los miércoles pero por razones de tiempo tuvimos que grabarlo en diferido.

Los temas programados fueron de las siguientes B.S.O.

  • Frankenstein de Mary Shelley (Patrick Doyle)
  • La Profecía (Marco Beltrami)
  • El Pájaro de las Plumas de Cristal (Ennio Morricone)
  • El Gato de Nueve Colas (Ennio Morricone)
  • Berberian Sound Studio
  • Expediente X (Mark Snow)
  • Millennium (Mark Snow)
  • 30 Días de Oscuridad (Brian Reizell)
  • Alien Resurrection (John Frizzell)
  • El Ejército de las Tinieblas (Danny Elfman)

Podéis encontrar el Poscat en la siguiente url: http://rutasenemigas.blogspot.com.es/2014/12/programa-124-101214.html

Disfrutar de nuestro Terror en las Ondas.

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’71

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Ficha artística

Año: 2014

Duración: 100 min

País: Reino Unido

Director: Yann Demange

Guión: Gregory Burke

Fotografía: Tat Radcliffe

Reparto: Jack O’Connell, Sean Harris, Paul Anderson, Charlie Murphy, David Wilmot, Sam Reid, Sam Hazeldine

Productora: Warp X Films Ltd.

’71, un thriller en el corazón del Ulster

La crónica de los recientes conflictos políticos salpicados de extremadas dosis de violencia, como son el terrorismo de ETA en el País Vasco, o la rebelión del Ulster, dentro de la Irlanda ocupada por el Reino Unido, aún están presentes en los titulares de los periódicos, si bien la resolución y el cierre de ambos queda ya cerca, especialmente en el caso de Irlanda del Norte. El tratamiento de ambos conflictos en el cine ha tenido, hasta el momento, una gran carga de de argumentario político y de melodramatismo implícito a sus consecuencias, proporcionando títulos trataban estas cuestiones desde puntos de vista muy subjetivos: bien podría tratarse de una película denuncia como aquella Agenda Oculta (Hidden Agenda, 1989) de Ken Loach, o de una visión tan mainstream como impactante de los excesos de la política penitenciaria británica en En Nombre del Padre (In the name of the father, 1993). En España el temor a herir la sensibilidad de unos y de otros no nos ha dejado demasiadas películas que traten sobre el conflicto vasco; la extrema politización de este asunto sólo ha conseguido ofrecernos relatos parciales y pintados con brocha gorda, siendo el cine de género más fructífero artística y comercialmente que aquel otro cine tildado de realista o compromiso, y como muestra tenemos cintas como Días Contados (1994) o la reciente Fuego (2014).



Un nuevo factor determinante en el tratamiento de estos conflictos violentos ha sido la irrupción de una nueva generación de cineastas dispuestos a ofrecer historias de género, películas donde, al modo de los títulos españoles mencionados, se muestra una visión conceptual de los conflictos y se hace hincapié en elementos más cinematográficos que políticos. ’71 (2014), de Yann Demange,  podría ser la película que definitivamente avance en este terreno, y desde luego lo hace con paso firme, con una historia que utiliza el la violencia del Ulster como un telón de fondo para la creación de un thriller sobrio y brillante, dirigido con tan buena mano firme que no deja respiro al espectador.



Yann Demange se estrena en la pantalla grande con ’71, hasta el momento su carrera como realizador se había restringido a la televisión, creándose una gran reputación entre los fans del fantástico con Dead Set (2008), una serie de zombis ambientada en la versión británica programa Gran Hermano. El resultado de esta serie puede considerarse como una de las aportaciones más brillantes y brutales al subgénero de los muertos vivientes de los últimos años. ’71 nada tiene que ver con el universo zombi, toda vez que retrata un drama político aunque el corazón y la maquinaria sea la de un thriller survival como también lo era Dead Set a su manera.



La lectura social tampoco queda exenta, sería injusto y fatal para la película que ésta quedara fuera y que no se hiciera didáctica del conflicto irlandés, esto es, sin maniqueísmos ni dobles lecturas. La conclusión que ofrece la película es la de un ecosistema en el que ocupantes (británicos) y ocupados (norirlandeses) tejen una tela de araña donde todos quedarán atrapados en un juego de intereses, traiciones, manchando sus manos con la sangre de amigos y enemigos. Los últimos quince minutos de la cinta y los subargumentos paralelos en los que se relatan las desavenencias entre las facciones del IRA o la guerra sucia del ejército británico que no duda en sacrificar a sus soldados, nos enseñan las entrañas podridas de ese ecosistema en el que el protagonista de la película, Gary Hook -un extraordinario Jack O´Connell- debe correr por su vida huyendo del IRA sin saber que sus compañeros de armas quieren quitárselo de en medio por haber sido testigo presencial de las maniobras de los militares británicos de incógnito.



Jack O´Connell, a quien los aficionados recuerdan por el importante papel que encarna en el también survival Eden Lake (2008), de James Watkins, está demostrando en éste y otro títulos que es una auténtica promesa, un actor que puede combinar la vertiente más actioner -demuestra sin lugar a dudas su extraordinaria forma física en ’71- con otra muy dramática. De momento el mejor título de su carrera no es ’71, a pesar de lo notable de éste, sino el drama carcelario Starred Up (2014), dirigido por David Mackenzie, un joven cineasta que ya tiene en su cartera títulos tan importantes como Perfect Sense (2011) o la producción de la inquietante Citadel (2012). Jack O´Connell hace una medida e intensa interpretación encarnando al soldado Gary Hook, capaz de correr y pelear, pero también de emocionarse y mostrar la faceta más humana del soldado, expresando su ira contenida en la conclusión de la película y su afecto y empatía en la relación con el chico huérfano al que saca a jugar cuando está de permiso.



El sistema de rodaje de la película ha sido muy dinámico, igual que en Dead Set, abundan los planos secuencia cámara en mano, aportando una gran energía al metraje de acción. La cámara de Yann Demange recrea con virtuosismo la persecución en el bloque de apartamentos del IRA; igual que en las secuencias de persecución callejeras, el entramado de pasillos y escaleras del edificio de apartamentos es utilizado para crear una atmósfera opresiva en medio de una tenúe y titilante iluminación. Son las calles, sus pubs, sus barricadas y el citado edificio, los escenarios que Yann Demange usa para mostrarnos la Anábasis de Gary Hook, marcos imprescindibles para hacernos sentir la claustrofobia y la desesperación del soldado británico.



Es imprescindible mencionar la partitura de David Holmes, un desconocido en el mundo de las bandas sonoras para películas que se estrena con una sonoridades del todo adecuadas a la historia de ’71, apuntalando los cimientos de este gran título, vibrante, con grandes posibilidades comerciales, y no exenta de una lectura social que en absoluto tergiversa o banaliza el contexto socio-político en el que se desarrolla.

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Lucio Fulci y sus Epifanías del Horror

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Libro Epifanías del Horror, sobre el cine de Lucio Fulci, escrito por Rubén Higueras

Rubén Higueras nos ofrece una auténtica experiencia con las Epifanías del Horror fulcianas

 

Regido por una radicalidad narrativa pocas veces vista en el cine de género, la obra de Lucio Fulci constituye una experiencia extrema para sus espectadores, sometidos a la inclemente concatenación de furibundas agresiones escópicas, narrativas y temáticas que atraviesan su filmografía. Lucio Fulci, Epifanías del Horror aborda la obra del director de Miedo en la ciudad de los muertos vivientes delimitando sus rasgos característicos, al mismo tiempo que presta especial atención a su evolución como cineasta y las vicisitudes de su trayectoria profesional dentro de la industria cinematográfica italiana, abarcando desde sus primeros trabajos como guionista hasta sus irregulares últimos filmes y deteniéndose tanto en sus películas más emblemáticas (El más allá, Aquella casa al lado del cementerio, El destripador de Nueva York) como en aquellas que no han gozado de todo el reconocimiento que merecían (Beatrice Cenci, Una lagartija con piel de mujer, Los cuatro del apocalipsis).

Rubén Higueras Flores (Valencia, 1983) es licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universitat de València, donde también ha cursado el Máster en Interculturalidad y Políticas Comunicativas en la Sociedad de la Información (obteniendo el Premio Extraordinario) y de cuyo Departamento de Teoría de los Lenguajes y Ciencias de la Comunicación ha sido becario de colaboración. Es autor del libro Slasher Films: Violencia Carnal (Quarentena Ediciones, 2011). Ha colaborado en los libros colectivos Juan Piquer Simón, mago de la serie B, Los mundos perdidos de Willis O’Brien y Cine iberoamericano contemporáneo y géneros cinematográficos, además de redactar artículos para publicaciones como Scifiworld, Dirigido por, Shangrila, L’atalante, el fanzine 2000 maníacos o la web Numerocero, donde ejerce la crítica cinematográfica. También se ha encargado de escribir varios libretos para las editoras de cine en DVD 39 Escalones Films y Avalon Productions.

Contacto con Rubén Higueras: ruben.higueras.flores@gmail.com

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Sólo Dios Perdona

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Ficha artística

Año: 2013

Duración: 89 min

País: Francia

Director: Nicolas Winding Refn

Guión: Nicolas Winding Refn

Música: Cliff Martinez

Fotografía: Larry Smith

Reparto: Ryan Gosling, Kristin Scott Thomas, Vithaya Pansringarm, Rhatha Phongam,Gordon Brown, Tom Burke, Sahajak Boonthanakit, Pitchawat Petchayahon, Byron Gibson

Ryan Goling, Edipo Rey en Sólo Dios Perdona

Echando un vistazo a la ficha técnica de Sólo Dios Perdona (Only God Forgives,  2013) llama la atención algo que a gran parte del público le ha pasado completamente desapercibido: la producción de la cinta es francesa y danesa. Su director, Nicolas Winding Refn, ha financiado esta película con capital no americano, aunque las nacionalidades del equipo técnico y artístico se dividan entre norteamericanos, asiáticos, y en menor medida europeos. Este cúmulo de circunstancias son un indicativo de la distancia, ya de entrada, que guarda con la anterior obra del cineasta danés, también protagonizada por Ryan Gosling, Drive (2011). Si Drive fue una jugosa aventura norteamericana, que además aupó al realizador a la categoría de cineasta de culto, y abrió el abanico de posibilidades comerciales de su actor protagonista, Sólo Dios Perdona es un título que se encuentra más próximo al ejercicio de autor que a la medida, pero proporcionada y  satisfactoria, rememoración de los clichés ochenteros de Drive.



Sólo Dios Perdona puede ser calificada de esteticista, hipnótica, barroca, pulp, neonoir…un montón de calificativos que sirven a la crítica para divagar sobre el sentido exacto de la película; si dichos calificativos, y otros muchos que se le pueden asignar, pueden ser legítimos, Refn, al igual que hizo con otras obras tan visualmente poderosas como Valhalla Rising (2009), realiza una metalectura de asuntos que poco tienen que ver con lo mundano. Sólo Dios Perdona es una película que obviamente tiene un hilo narrativo neonoir: una familia norteamericana afincada en Tailandia se dedicada al tráfico de drogas, el hermano mayor de Julian mata a una joven prostituta, hecho que da lugar a una brutal cadena de venganza; y a pesar de eso hay elementos que necesitan de una visión holística para obtener una panorámica de conjunto de esta obra tan magna como vasta que es Sólo Dios Perdona. Estos factores nos llevan al sumun de la desesperación a la hora de interpretar la película: la infame familia regenta un gimnasio de boxeo thai como tapadera a sus negocios sucios, Refn incorpora a las artes marciales al igual que el cine negro clásico norteamericano usa el boxeo tópico y subterfugio temático en numerosos títulos. Enfrentado a la familia de Julian, el inspector Chang (Vithaya Pansringarm) se erige como vengador de las afrentas que unos y otros se realizan, con un machete con el que imparte una justicia brutal y expeditiva.



El personaje del inspector Chang, antagonista de Julian y toda su familia, es de una importancia vital para comprender el significado, si se quiere llamar, trascendente, de la película. Junto a él, el personaje de la madre de Julian, Crystal, interpretada por Kristin Scott Thomas, representan los polos de un psicodrama que, visto desde su significado metalingüistico, tiene menos que ver con una trama de cine negro o de artes marciales que con la puesta en escena de un drama de la antigüedad clásica, con un potente y evidente componente edípico, desencadenante real de todos los sucesos de la película. En este enfrentamiento de fuerzas  “divinas”, cada uno de los personajes asume un rol diferente y claramente marcado, sumándose la figura de ángel vengador y juez “olímpico” implacable al inspector Chang. Estas referencias, poco exploradas por los que se han acercado a analizar la película, son retratadas en numerosos momentos del film: los comentarios que hace Crystal sobre el tamaño del pene de sus hijos o aquellos planos en los que el inspector Chang se funde con la estatua de un mítico luchador.



Nicolas Winding Refn divide la ambientación de la película en tres mundos diferentes. El primero, el de la extraña y monocromática morada de Julian, donde su única compañía es la de la prostituta Mai, con una decoración llamativa, donde el operador de fotografía realiza un trabajo espectacular, en la línea de la tendencia que Refn inauguró con el cromatismo chillón de Drive. El segundo es el de los clubes de alterne que frecuenta el inspector Chang y sus agentes, un universo de multitud de matices cromáticos, siempre repleto de consortes y abierto a esporádicos episodios de diversión como el karaoke que se marcha Chang en un par de ocasiones. El tercero es el más mundano y corresponde al pueblo llano, las calles de Bangkok, de día o de noche, más abigarrado y sórdido que el homogéneo retrato que Refn hace de los otros dos ambientes. Estos tres marcos, en su globalidad, forman un tríptico cielo-tierra-infierno donde el psicodrama Only God Forgives (Sólo Dios Perdona) escenifica una lucha divina de brutales consecuencias.



La violencia vista por Nicolas Winding Refn es seca y brutal, también tramposa, no duda en poner en manos del inspector Chang un arma mágica que se saca de su espalda, a modo de materialización imposible, convirtiendo este hecho en uno de los atributos mágicos del vengador. La secuencia del tiroteo en el café es exagerada y en exceso complaciente con la necesidad quizás de incluir una pieza de acción en la película. De cualquier modo, la brutalidad que Refn exhibía en Valhalla Rising o en Drive es marca de fábrica también en Sólo Dios Perdona, un modo de tratar la violencia acorde con las secuelas que han dejado en los últimos años diversas corrientes de cine violento, apostando por una visión más cruda y realista.



Uno de los principales problemas de Sólo Dios Perdona, según el espectador que realice el visionado, es el hieratismo de los actores. Los papeles encomendados requieren de una frialdad e inmovilidad interpretativa acorde al psicodrama que se desarrolla. Quizás este aspecto no ha sido debidamente valorado y es el objeto principal de todas las críticas, a salvedad de la dificultad en la comprensión de la historia, pero el tiempo dará la razón a la dirección artística que Nicolas Winding Renf hace del aparentemente limitado Ryan Gosling, protagonista y centro dramático alrededor del que gira la historia. Sólo Dios Perdona es un film hecho desde la independencia artística, sin entrar en pretensiones netamente comerciales -excepto por la elección del popular Ryan Gosling como gancho para atraer a más público-, lejos del encargo llevado a buen puerto que fue Drive, y finalmente demostrando que el director danés es no ya una promesa sino uno de los realizadores más preclaros de la actualidad, incluido dentro de esa exigua lista en la que también figuran a Dennis Villeneuve, Duncan Jones o Peter Strickland.

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Ya está aquí la revista STREAMING

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Sumario de la revista streaming cine y series

Mediazines arranca con doce publicaciones y está previsto que se llegue a más de cincuenta, con contenidos de interés global.

La empresa catalana La Communitat ha creado Mediazines, el primer quiosco de revistas digitales interactivas dirigidas al mercado de habla hispana. Son revistas con un formato que genera una experiencia de usuario única en sus características, con un gran contenido audiovisual, con enlaces, desplazamientos de página (scroll) y vistas 360 grados, entre otras incorporaciones de gran innovación. El marketplace (app/quiosco) está disponible para iPad y en los próximos días para Android y Smartphones.

En un inicio se cuenta con 12 revistas de diferentes temáticas: revistas femeninas, de historia, ciencia, economía, cine y series, motor o música. El catálogo se irá ampliando y próximamente aparecerán revistas de deportes, viajes, decoración, gastronomía, tecnología… siempre al mismo precio. Los contenidos son de interés global y están pensados para el conjunto de los países a los que se dirigen y la previsión es alcanzar las cincuenta publicaciones a corto plazo.

Al frente de las nuevas revistas se encuentran personas destacadas en su temática, como son, entre otros, Javier Sanz, responsable del blog Historias de la Historia, y escritor de varios libros de divulgación histórica; Alberto Fernández, conocido por su blog Docuciencia; Miss Forty, autora de El blog de Miss Forty, dedicado a la imagen femenina; Alicia Albares, escritora, guionista y directora de cine y Paco Cavero, ilustrador, guionista y realizador audiovisual son los directores de la revista STREAMING, dedicada al cine y las series ; Rubén González, periodista musical, director y editor del Club de Música; Daniel Seijo, fundador en 2005 de la conocida página web Diariomotor; y Marc Vidal, emprendedor de éxito y prestigioso consultor en innovación.

streamingConcretamente, la revista STREAMING dinámica, joven, diferente. Puede presumir de no estar encorsetada por la crítica ni vinculada a ideas predefinidas. En ella caben todo tipo de historias relacionadas con el cine y la televisión de ayer, hoy y siempre. Es una revista ágil, desenfadada con temas siempre diferentes e interesantes, algunos de ellos actuales pero la mayoría remiten a ese dulce pasado cinematográfico y televisivo que siempre fue mejor.

Dirigida a hombres y mujeres de 35 a 50 años, que les interese el cine de toda clase y género, series de televisión, lectura, cultura y teatro. Nostálgica pero no añeja, la revista STREAMING ofrece lo que los lectores quieren; nuevos retos y temas que no siempre se tratan, pero desde lo divertido, entretenido y esencial. Sus colaboradores ofrecen un estilo cercano y accesible, totalmente alejado de lo críptico y elitista. Son especialistas en la materia como Alfredo Paniagua, redactor jefe del blog de cine fantástico Fiebre de Cabina, Borja Crespo, autor del libro El infierno que camina (editorial Midons), colabora habitualmente escribiendo sobre cine, cómic y últimas tendencias en distintas publicaciones, y ha hechos distintos trabajos audiovisuales, entre los más conocidos, director del video-clip Electricistas, canción de Fangoria; Miguel Ángel Refoyo, redactor, guionista, cortrometrajista creativo; Carlos García Miranda, guionista de series de televisión como Vive Cantando, El internado y Los protegidos, y autor de novelas como Enlazados y Conexo de la editorial Destino.

Artículo de Star Wars en la revista streaming

editorial de la revista streaming

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Los surfistas nazis deben morir

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cartel de los surfistas nazis deben morirAño: 1987

Duración: 83′

País: Estados Unidos

Director: Peter George

Guión: Peter George, Jon Ayre

Música: Jon McCallum

Fotografía: Rolf Kestermann

Reparto: Gail Neely, Robert Garden, Barry Brenner, Dawn Wildsmith, Michael Sonye, Joel Hile, Gene Mitchell, Tom Shell, Bobbie Bresse, Ted Prior, Dave Bergeson.

 

 

Los Surfistas Nazis deben morir o Surfing in the Nazi Beach

 

Si eres uno de esos frikis a los que le gustan las películas de Surf (hay gente para todo) como el Gran Miércoles de John Milius (menos mal que hizo Conan el Bárbaro), o cualquier otro cagarro aderezado con las canciones de los Beach Boys, probablemente se te pasase ver este clasicazo de la Serie Z. Pero antes de que te tragues esta diarrea de elefante presuntamente “seria” en forma de supuesto Film, es necesario que sepas que esta película de culto va más allá de la serie B, tanto en la producción, como en la creación del libreto y su desganada realización (de los FX quizás hable después) como en lo audaz y la ridícula seriedad de su historia. Porque incluso en este cagarro, subyace un mensaje bastante directo igual que un uppercut a la jeta.

Solo hay que rebuscar entre la gigantesca pila de estiércol que es este film para daros cuenta de lo que hablo.

Todo el mundo ha escuchado alguna vez por las oscuras esquinas de Internet (o cualquier esquina de un videoclub) historias sobre El Vengador Toxico, Los Zombies paletos, el Sargento Kabukiman o Los Surfistas Nazis deben morir e irremediablemente le viene automáticamente a la cabeza una épica productora de dudosa calidad y procedencia: La Troma Films y eso, aunque no suele ser sinónimo de nada bueno, si que podemos decir que es sinónimo de algo al menos entretenido y nada pretencioso. Con más de 30 años a su espalda haciendo cintas con un presupuesto cercano a los diez dolares (dólar arriba, dólar abajo), Lloyd Kaufman se ha convertido en uno de los productores y directores más influyentes de las ultimas décadas, pese a quien le pese. La Troma films cuenta con más de mil películas en catalogo (si es que existe tal catalogo) y cientos de directores, actores y equipo técnico que han participado a lo largo de los años en tan delirantes proyectos. La Troma es algo que para muchos estaba destinado a desaparecer para siempre, sin embargo, aparentemente cada día cobra más y más importancia, recaudando dinero por Internet y con la venta de sus películas, ya que ésta productora de alto rango independiente ha filmado varias de las mejores y más desquiciantes películas de todos los tiempos, adoradas por generaciones de frikis que consumimos durante años como si no hubiese nada mejor que hacer.

Lloyd kaufman propietario de Troma

Está claro que Kaufman quizás acepte la fama algún día (o la culpa), pero a el eso le da igual ya que seguirá haciendo las mismas cosas de siempre gracias a sus increíbles éxitos de taquilla y a la horda de seguidores que siempre estarán por allí pululando para apoyar cualquier despropósito que se plantee llevar a las pantallas de cine. En todo este tiempo, Kaufman, junto con su amigo y compañero de Yale, Michael Herz, han construido un imperio basado en la caspa, el sexo, el gore, y las historias sinsentido, en un campo de juego lleno de competidores que no arrojan a estas alturas ningún rayo de esperanza en el sector del cine.¿Su premio? Ser el único superviviente de una era mucho anterior y más sencilla que la actual, no como la de ahora tan llena de CGI por ordenador tan apestosos para ocultar la vergonzosa falta de guion, donde han acabado convirtiéndose en un bastión de la verdadera independencia, llegando a demostrar que tienen verdadera libertad creativa, cosa que en los estudios de Hollywood parece que no te permiten. Pero esta productora merece un respeto ya que de las filas de La Troma Entertainment, han surgido los primeros papeles de estrellas de talla mundial en la actualidad como Kevin Costner (¿sigue vivo? Profesionalmente digo), Billy Bob Thornton, Samuel L. Jackson, Robert De Niro, Dennis Hopper, Dustin Hoffman y muchos otros actores más. Como cineasta, Lloyd Kaufman ha acumulado una notable lista de créditos, así como una leyenda extraordinaria pidiendo pasta de vez en cuando a los tiburones prestamistas y a las casas de empeño de Nueva York, todo para permitirse esa libertad creativa que ha sido su sello personal e intransferible.

Ya que todos sabemos que hay una relación inversa entre el dinero y la imaginación, o entre el dinero pagado por una productora y la libertad de crear.

Toda esta historia comenzó a finales de los sesenta. En aquella época pretérita Kaufman se matriculó en la Universidad de Yale, donde siempre afirmo: “En Yale me pusieron en un dormitorio con dos fanáticos del cine, y yo sabía que todo había cambiado irrevocablemente” De hecho, Kaufman fue infectado con el virus del amor hacia el cine del que nunca se recuperó. En 1971, Kaufman, conoció a su futura pareja profesional Michael Herz en Yale. El Universo Troma nació en 1974 con una serie de comedias de índole sexual como Squeeze Play! y Waitress! Y tantos títulos como podáis imaginar que terminan con un signo de exclamación

Por supuesto esto no iba a acabar en agua de borrajas y Kaufman con el tiempo llego a mostrar a diferentes productoras en 1984 su avance de El Vengador Tóxico. Por supuesto el proyecto fue rechazado y vapuleado por todas las personas que tuvieron el guion entre sus garras y acabo financiándose la cinta con el dinero que tenia en ese momento en los bolsillos. Este film trata sobre las aventuras y desventuras de un chico llamado Melvin, que trabaja de limpiador en un gimnasio de gente hipertrofiada de los ochenta, que acaba transformándose en una criatura deforme de increíble tamaño y fuerza sobrehumana y que decide utilizar estos dones para ser un héroe en su corrupta ciudad, Tromaville. Por lo visto acabó tocando la fibra sensible del público y de los críticos por igual, lo que demuestra que existía un gran número de personas que estaban interesados en ver el tipo de cine que Kaufman promulgaba activamente.

El Vengador Tóxico llego a ser una serie de animación para televisión llamada “Toxic Crusaders”(donde el mensaje gore se transformaba en un mensaje medioambiental para no afectar a las frágiles mentes de los jóvenes de entonces, como si los niños fuesen gilipollas), llego a tener varios títulos diferentes de cómics publicados por la Marvel y, más recientemente, auto-editándose ellos mismos, más tres secuelas, cuya película más reciente de la serie es Citizen Toxie: El Vengador Tóxico IV. El éxito del Vengador Toxico les permitió hacer más y más películas de corte independiente y gores como Año 2072: Los Gladiadores, El Sargento Kabukiman (spin off del Vengador Toxico), Mutantes en la Universidad, Los Zombies paletos o Los Surfistas nazis deben morir y aunque fueron a menudo ignoradas o despreciadas por los intelectualoides de la época, era porque en realidad estas películas hablaban directamente a toda una generación de jóvenes que rechazaron totalmente la rufianería de las películas comerciales de mediados y finales de los ochenta, ya que por aquel entonces estaban empezando a apestar bastante esas producciones. Con el tiempo La Troma pasó a convertirse en un colectivo de varios directores de cine en sí mismo, incluyendo entre sus filas a Quentin Tarantino, Kevin Smith, Mike Judge, Peter Jackson, James Gunn y Trey Parker, de los cuales La Troma había sido una gran influencia para sus carreras (adivinad quien trabajo de ellos para La Troma). Gracias a estos admiradores, Kaufman se ha permitido el lujo de hacer cameos en películas como Orgazmo de Trey Parker o Cabin Fever de Eli Roth.

En el año 2003, Kaufman recibió el premio Lifetime Achievement Award del festival de cine fantástico de Amsterdam de manos del mismísimo Rutger Hauer y su épica tocha de halcón peregrino. Todo esto es debido a que en enero del 2000, Kaufman fundó el Festival de Cine de TromaDance en Park City, Utah. Decidido a hacer cine independiente de nuevo para la gente, Kaufman estableció un festival donde no hay requisitos a los cineastas para presentar sus películas, y con la entrada libre para los miembros del público. El Festival de Cine TromaDance presenta un amplio espectro de películas y estilos de cine propios, creando una ilusionante oportunidad para que todos puedan tener su propia visión personal sobre la película y sobre lo que han visto.

En los últimos tiempos Kaufman y el equipo de La Troma han comenzado a ganarse el respeto incluso de sus críticos mas porculeros. Tromeo y Julieta se convirtió en una delicia visual que recibió una gran crítica positiva global, ganando el primer premio en el Festival de Fanta en Roma. Con el tiempo decidió que tendría que llevar aun mas lejos su creación mas querida y por tanto se permitió el lujo de hacer un musical sobre el Vengador Toxico en Broadway que incluso tuvo criticas mas positivas que el musical del pedorro de Spiderman. Además, Kaufman ha sido el invitado de honor en varios festivales internacionales de cine y retrospectivas de La Troma por todo el mundo. El Festival de San Sebastián, el British Film Institute, la Cinemateca Francesa, la Cinemateca Americana, el Chicago International Film Festival, el Archivo de Cine de UCLA, el Festival de Cine de Tokio, y el Festival Internacional de Cine de Shanghai son algunos de los lugares en los que Lloyd Kaufman se maravilla con los elogios recibidos y con la barra libre que se encuentra por esos lares.

surfistas nazis deben morir, dirigida por Peter George

Pero volvamos a lo que estábamos hablando. Esta película fue estrenada en el año 87 en Cannes, y fue apestada desde el minuto cero, y no sin razones.

Los Surfistas Nazis Deben Morir es una supuesta Blackplotation seria con contenido social y profundo “Made in Troma” (aunque en su momento también produjo otra Blacksplotation llamada Def by Tempation con Samuel L. Jackson de protagonista) en la que una abuelita negra se venga de toda una banda de nazis surferos tras el asesinato de su hijo, todo en un futuro post apocalíptico cutron.
 Todo esto, por supuesto, regado con el inconfundible “estilo casposil” que tanto gusta a los fans de la casa.

Pero tras aquella proyección llegó la debacle. Lo que La Troma había prometido y promocionado no se reflejaba para nada en la gran pantalla. El mítico crítico de cine Roger Ebert dijo que aguantó 30 minutos de metraje de Los Surfistas Nazis deben morir y tuvo que abandonar la sala asqueado del aburrimiento, del delirio causado por sus aburridas escenas que no llevan a nada, y el sinsentido mas variado posible. El problema principal es que a pesar de contar con una gran idea (y un título cojonudo y atrayente) el chiste de la película no aguanta más de 10 minutos de metraje, y eso que Los Surfistas Nazis deben morir es una película que solo dura 80 minutos. Así que tenemos un high concept cojonudo que no acabo plasmándose en el film. Y es que a pesar de durar tan solo una hora y veinte minutos, se llega a hacer larga y aburrida en muchos momentos, ademas de algo inconexa, lo que te llega a hacer desconectar cada minuto y medio y a dejar de interesarte lo que mierdas pueda llegar a pasar.

Luego, los valores de producción son mas pobres de lo normal. Las pelis de La Troma son cutres per sé pero las mejores películas de esta productora audiovisual (véase El Vengador Tóxico, Mutantes en la Universidad o incluso la reciente Poultrygeist) tienen un estilo cutre/brutal/sexual/colonoscopico muy definido, pero esta cinta no logra en ningún momento dejar clara su postura ¿Estamos ante un rollo clásico de La Troma con malos travestidos sobre-actuando y haciendo el moñas ante la cámara, o estamos ante una película de denuncia social por medio de la comedia más loca y absurda?

surf nazis must die

Juzgad vosotros mismos.

En Los surfistas nazis deben morir un terremoto destruye la costa oeste de los Estados Unidos. Aprovechando el caos, una banda de surfistas nazis tratan de hacerse con el poder en la playa, eliminando al resto de bandas rivales y aterrorizando a la población. Nadie puede hacerles frente por lo visto.

Una vez tomada la ola, lo importante no es la distancia sino la rapidez y la fuerza, pero recordad, hay que dominar la tabla. Los estúpidos de a pie son una raza inferior, ¡sólo los surfistas serán los amos del mundo!

De esta forma (el líder gentuza de los surfistas nazis llamado Hitler) comienza la película en la que se ve cómo unos niños son adoctrinados para hacerse con el control de las playas de California y ejercer un estado dictatorial al más puro estilo hitleriano. Por supuesto, estos surfistas nazis harán valer su presencia en las playas a base de hostias y violencia de toda índole, es más, en la película hasta se puede ver una muestra de la “avanzada tecnología” de los surfistas, capaces de integrar lanza-arpones en sus tablas de surf, vamos la polla con cebolla. La única persona que puede enfrentarse con éxito a los surfistas nazis es Leroy Mama, la anciana madre de la primera víctima de los nazis: un hombre negro que se atrevió a detener a uno de ellos que había robado el bolso de una inocente transeúnte. La señora se convierte así en una Charles Bronson de división regional dispuesta a hacer justicia y vengar a su hijo acabando con esa “escoria blanca”. Los nazis empiezan a sufrir ataques sin saber quién los está llevando a cabo. Granadas y pistola en mano, la anciana empieza a eliminarlos uno por uno hasta que sólo quedan Adolf, el jefe, y Eva, su novia y mano derecha (y eso que el personaje de Mengele tiene mas peso y todo en el film), a los que stalkeara y finalmente matará cuando traten de huir de ella surfeando. La escena final de Los Surfistas Nazis Deben Morir, con la anciana negra a lo Harry el Sucio reventándole la cabeza a Adolf de un disparo es sencillamente brutal y esperanzadora.

surfistas nazis deben morir, producida por la troma

No sé cómo es posible pero en esta película todo el mundo parece desganado actuando (¿Sera que lo hacían gratis?) y le echan tanto sentimiento como las lecturas de guion diarias de Rutger Hauer. Y mira que a mí me fascinan las películas de La Troma, pero es que esta es una gigantesca piscina de lefa, en la que te puedas ahogar sin remedio. Ya cuando empecé a verla hace 18 años por primera vez, no tenia nada claro por donde iban a ir los tiros, porque un título tan fantasioso como Los Surfistas nazis deben morir no es que de muchas pistas de por donde va a ir la historia, pero eso en realidad no es un problema, puesto que aquí prescinden totalmente del guión (el cual usan de papel higiénico), y se dedicaron a rodar unas cuantas escenas de manera random con diálogos absurdos, regado a su vez con las peores escenas de acción de la historia del cine y unas cuantas escenas de surf (¡Que para algo lleva la palabra surfistas en el título joder!, aunque estas sean de archivo) y dijeron “Ya está, ya tenemos metraje suficiente para presumir con los amigos de que somos capaces de rodar una película cuando vamos colocados hasta las trancas”. Joder tampoco es que sea duro, pero es que semejante vomito satánico no puede ser tratado de otra forma y mira que sólo dura una hora y veinte minutos, pero parece durante el metraje que te están untando los pezones con ácido sulfúrico, porque no pasa nunca nada. No hay sangre ni vísceras, no hay escenas brutales como en otras películas de La Troma, ni hay tías buenas por ningún lado (y mira que es raro en una playa de California, o puestos a ser sinceros en una película de La Troma), vamos que parece que sera un cañonazo directo a la cara y se acaba quedando en un pedo de mariposa. Y lo más sorprendente y alucinante en Los Surfistas Nazis deben morir es lo de la abuela “nigger” en el mundo apocalíptico de gomaespuma de andar por casa este. ¿Cómo una sexagenaria con unos cuantos kilos de más, es capaz de con una granada, una luger comprada en un sitio de segunda mano de poca confianza y una lancha robada, pueda reventarle el culo a una banda de jóvenes cuando se supone que están entrenados en el combate nazi (supongo digo, por lo ciclados que están) y encima acabe completamente indemne? Vamos que no me convence. Aparte que me alucina que el líder de los surfistas Nazis se convierta en el capitán cobarde cuando aparece la abuela a rajarlo de arriba abajo, pero sin embargo no muestre ningún temor cuando tiene a tres ninjas delante (si, ninjas en medio de una playa -mas bien son surfistas samurais cudeiros- y haciendo surf, otra cosa no, pero frikadas de este calibre si que hay a patadas) atizándoles un + 6 hit combo con sus espaditas de plástico barato del, valga la redundancia, chino.

surfistas nazis deben morir, una producción de Lloyd Kaufman

Qué esa es otra, el resto de las bandas, solo parece que están por allí de relleno cual ninjas de  Naruto, porque sólo salen para recibir palizas rastreras por parte de los nazis. En este aspecto el que más me sorprendió fue el jefe de la banda de los motoristas que parece que va a ser alguien así un poco importante y luego aparece en una escena y ya no se supo nada mas de él, y como él tropecientos personajes: el joven rubio que parece el protagonista y se queda en anécdota, los niños de las juventudes nazis hitlerianas del principio, vamos que había que añadir minutos y no supieron hacerlo más que añadiendo gente porque si.

Como muchas otras películas de esta época, en Los Surfistas Nazis deben morir se refleja el miedo a la catástrofe (en este caso natural, en otras películas es provocada por el ser humano) que acaba con el orden y las instituciones publicas dando lugar a un escenario de caos y desorden que es aprovechado por algunos (malos malísimos de opereta como no) para cometer todo tipo de vejaciones a la población local, dando lugar a un mundo puramente apocalíptico en el que los más fuertes se hacen con el poder y sojuzgan por la violencia al resto de la ciudadanía, que se encuentra indefensa y a la que sólo podrá librar de la nueva tiranía un héroe solitario y justiciero (no es Charles Bronson si no la abuela negra anteriormente citada). Los surfistas nazis deben morir es, en gran medida, una parodia de este subgénero popularizado por la Cannon Films, aunque sea un peñazo de cágate lorito.

surfistas-nazis-deben-morir-musica

Ahora bien, ¿por qué siempre en cualquier escenario post-apocalíptico se instaura un régimen mucho peor que el anterior? ¿Incapacidad para imaginar que si el capitalismo cae pueda llegar algo distinto? ¿Postura realista ante las condiciones en las que se impondría ese nuevo escenario? ¿Defensa del mundo presente que, a pesar de ser una puta mierda, es mucho mejor que la “anarquía” que puede venir? Postura conservadora en todo caso, muy del gusto de los liberales y amantes de Ayn Rand, pero poco realista en conjunto. Lo cierto es que, quitando las exageraciones típicas de este tipo de cine y dejando un escenario más sobrio (sin bandas de Mad Maxs de palo, ni mutantes, ni demás clichés de este tipo de cine) podemos llegar a pensar que la base sobre la que se cimenta este tipo de cine no es tan irreal como parece y, en algunos casos, hasta la realidad puede superar a la ficción en algunos aspectos, y si no, pensemos en cualquier país en guerra, ¿no es un escenario tan demencial como el presentado en cualquier película del género apocalíptico? Y es la realidad, una realidad cada vez más demencial y que se expande superando a la ficción, pues un zombie acojona bastante menos que un marine puesto de coca hasta el culo y con órdenes de matar a todo ser vivo que sangre y llore o que un yihadista cargado de Sem-tex se te plante delante de la face.

Sólo a La Troma se le puede ocurrir algo así y sólo ellos pueden conseguir que alguien pueda tragarse hora y pico de película sobre tan bizarro tema y no sufrir efectos secundarios. O al menos eso espero, porque me noto algo raro en la mente.

Como regalo final os dejo el enlace de youtube del canal gratuito de La Troma Films (Canal Troma, y la película entera de la que os he hablado. Disfrutad si podéis.

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Robin Williams

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robin williams

Desde las colinas de Hollywood la insoportable levedad del ser de la que hablaba Milan Kundera debe verse de una manera muy distinta; entre el lujo y la ostentación de las estrellas de los grandes estudios hollywoodienses, que ganan millones un día y al otro se ahogan en un vaso de agua porque el público les da la espalda, los ciudadanos de a pie nos vemos un poco perdidos y no comprendemos cosas como las que le han pasado a Robin Williams. En ocasiones el lucrativo star lyfestyle se cobra su deuda de una manera bastante cruel. Han sido muchos los que, deprimidos por su caída de popularidad o por los problemas financieros que les acarrea ganar sólo diez o veinte millones de dólares al año han elegido quitarse de en medio en medio de una vida llena de alcohol y barbitúricos. Robin Williams ha sido el último de las estrellas del firmamento hollywoodiense en unirse a esa vorágine autodestructiva. Muchos puntos oscuros hay en su muerte, no ya su causa física, por ahogamiento con su propio cinturón, escabrosa y macabra donde las haya, sino las causas que llevaron al actor a claudicar ante un sistema que le había otorgado tantísimas satisfacciones artísticas, personales y económicas. Es difícil dejar a un lado este hecho que ha marcado el punto y final de la vida de un actor que no estaba atravesando su mejor momento: su serie de la CBS cancelada,  numerosos proyectos cinematográficos en dique seco, su popularidad bajo mínimos y graves problemas de salud desde su operación de corazón; no obstante, estas circunstancias no ensombrecen un ápice lo que ha sido una de las carreras más brillantes dentro del cine comercial de las últimas dos décadas. Robin Williams era clown y joker al mismo tiempo, un actor ambivalente que dirimió sus papeles en una dicotomía de claroscuros en los que predominaron los roles amables frente a la interpretación de transuntos de personajes oscuros.

Robin Williams en la película  mas alla de los sueños

Robin Williams fue un actor que representó a aquel americano medio con poco pensamiento crítico hacia su establisment, más dedicado a disfrutar de la vida, de la familia y del humor. Su faceta como comediante fue la más reconocida de su carrera y es a ella a la que, en mayor medida, debemos largas sesiones de enternecedoras sonrisas en las butacas de nuestros cines. Este prohombre de la comedia ligera americana se atrevió con todas las variantes de la comedia habidas y por haber: Good Morning Vietnam (1987) fue la película que puso a Williams más cerca de aquel pensamiento crítico, siempre en clave de humor y dirigida por su amigo Barry Levinson, con quién luego trabajaría en un arriesgado e incomprendido título, Toys (1992), una comedia de tintes surrealistas en la que Robin Williams demostró que podía salirse de los estrictos cánones que marcaba el cine familiar del momento, éste, subgénero estrella en las carteleras de todo el mundo y para el que fue reclamado en varias ocasiones por el realizador Chris Columbus, el por entonces rey de la comedia familiar; La Señora Dubtfire (1993) no sólo coincidió en uno de los periodos más artísticamente prolíficos de Robin Williams, también le permitió sacar a la luz un registro, el del transformismo, que le granjeó el aplauso de la crítica. Pero el culmen de su carrera como actor de comedia lo conoció con La Jaula de Grillos (1996), en la que compartía el estrellato con otro de los grandes actores de comedia contemporáneos, Nathan Lane; el enredo vodevilesco de esta película revienta definitivamente la taquilla mundial y marca la cima de su carrera en la comedia norteamericana. Más tarde Williams fue protagonista de otras comedias como el exploit Flubber y el profesor chiflado (1997), la amarga Patch Adams (1998) o la crepuscular comedia de ciencia ficción familiar El Hombre Bicentenario (1999).

Robin Williams en Good Morning Vietnam

La llegada del nuevo siglo trajo un cambio importante en la carrera de Robin Williams. Si el actor se dio a conocer al mundo entero por Popeye (1980) o la comercial y vacua Sufridos Ciudadanos (1983), realizó un giro en su carrera que poco a poco le alejaría de la comedia y le acercaría a terrenos más dramáticos. Robin Williams no era nuevo en el drama. Otro de sus éxitos más sonados, aparte de por su ajustada interpretación, por el elenco de actores que le rodearon y por el prestigio de su director, Peter Weir, fue El Club de los Poetas Muertos (1989), un trabajo con el que consiguió atraer hacia él una justificada fama de actor dramático que rentabilizaría casi diez años después obteniendo un Óscar por El Indomable Will Hunting (1997). Esta etapa de su carrera fue poco apreciada por el público, acostumbrado como estaba a verle interpretando otro tipo de registros, aunque Williams no abandonó definitivamente la comedia; películas dramáticas como Delitos Menores (2004) o la muy interesante Noel (2004) significaron importantes varapalos para un actor que debía encontrar con urgencia su lugar en la industria y recuperar a su público, de ahí que se aviniese a intervenir en las segunda y tercera entregas de Noche en el Museo (2009 y 2014), donde repite el papel del presidente norteamericano Theodore Rooselvelt que ya interpretó en la primera Noche en el Museo (2006).

Insomnio con Robin Williams

No debemos llegar al luctuoso fin de su carrera, en la que se ha limitado a aparecer como actor de reparto en producciones independientes como El Mayordomo (2013) o La Mirada del Amor (2013), para encontrar a un nuevo y desconocido Robin Williams. El actor de Chicago  también tenía una cara oculta, envuelta en sombras. Su semblante eternamente sonriente y sus facciones panaderas ocultaban a un actor doliente, un intérprete que era capaz de provocarnos risas y ternura pero también de asustarnos y ser el protagonista de nuestras pesadillas. En este contexto podemos reunir un buen puñado de títulos que muestran al Robin Williams más atormentado y oscuro poniendo a la cabeza de la lista la extraordinario Retratos de una Obsesión (2002), dirigida por el preciosista Mark Romanek y  cuyo título original, One Hour Photo, fue cambiado por la distribuidora española por el temor a que el público no entendiese qué hacía Robin Williams en una cinta tan siniestra. Ésta película de corte gótico donde la naturaleza del páramo romántico se sustituye por la jungla suburbial norteamericana, llena de secretos inconfesables, ha sido una de las mejores películas del actor y, como vaticinó su distribuidora, uno de sus fracasos más estrepitosos. Afortunadamente, doce años después es un título de culto reconocido por los aficionados al género. Otros tres notables acercamientos de Robin Williams al cine de misterio –no serían los únicos- fueron Más Allá de los Sueños (1998), la densa y efectiva adaptación del clásico de Joseph Conrad, El Agente Secreto (1996), y la hoy olvidada cinta de Terry Gilliam, El Rey Pescador (1992).

Retratos de una obsesión, con Robin Williams

El repaso a la filmografía de un actor que hemos demostrado tan versátil y popular como lo era Robin Williams es apasionante, sobre todo por la cantidad de claroscuros que presenta su carrera, globalmente mediatizada por su faceta de comediante. Pero debemos advertir que Robin Williams era algo más que un actor de comedia, era un actor eminentemente dramático, que supo desarrollar multitud de papeles y dar dignidad a personajes tan difíciles como aquel Seymour Parrish de Retratos de una Obsesión; y quizás la impresión que nos quede tras su muerte es que Robin Williams tenía más de éste que del Peter Pan de Hook (1991), lo que es cierto es que el protagonista de Jack (1996) fue un niño con cara de adulto, una sonrisa que siempre aparecía en primer plano, un actor que con su entrega ha conseguido que le echemos de menos y que siempre tengamos un rato para repasar alguna de sus películas.

Filmografía de Robin Williams: filmaffinity

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La Matanza de Texas, el libro

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la matanza de texas por Rubén Higueras Flores

El estreno de La matanza de Texas cambió de manera radical y definitiva el devenir del cine de terror, convirtiéndose en un nítido ejemplo de lo que el género ha constituido temática, narrativa y formalmente en su periodo moderno. Cuatro décadas después de su realización, La matanza de Texas continúa influyendo en nuevas generaciones de cineastas e infundiendo terror a aquellos espectadores que se acercan a ella por primera vez merced al intenso estado de sugestión en el que Tobe Hooper sume a su público mediante la conjunción de un inteligente uso del montaje, unas imágenes con un look decididamente insalubre y sucio, la adopción de rasgos formales más propios del cine documental que del de ficción y una banda sonora conformada por incómodos efectos sonoros, entre otros recursos que el presente libro examina con minuciosidad.  (Rubén Higueras Flores, contraportada del libro La Matanza de Texas).

El libro La Matanza de Texas ha sido escrito por el critico Rubén Higueras Flores y editado en la colección Guías para Ver y Analizar de la Editorial Octaedro. En las 154 páginas de que se compone el libro, La Matanza de Texas es diseccionada y analizada escena por escena, usando un lenguaje académico pero ameno a la par. La obra conforma una visión de la película desde el análisis de sus recursos narrativos y cinematográficos, constituyendo un colorista fresco de esta obra clave del cine de terror y del género american gothic.

Rubén Higueras Flores (Valencia, 1983) es licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universitat de València, donde también ha cursado el Máster en Interculturalidad y Políticas Comunicativas en la Sociedad de la Información (obteniendo el Premio Extraordinario) y de cuyo Departamento de Teoría de los Lenguajes y Ciencias de la Comunicación ha sido becario de colaboración. Es autor del libro Slasher Films: Violencia Carnal (Quarentena Ediciones, 2011) y de Lucio Fulci, Epifanías del Horror. Ha colaborado en los libros colectivos Juan Piquer Simón, mago de la serie B, Los mundos perdidos de Willis O’Brien y Cine iberoamericano contemporáneo y géneros cinematográficos, además de redactar artículos para publicaciones como Scifiworld, Dirigido por, Shangrila, L’atalante, el fanzine 2000 maníacos o la web Numerocero, donde ejerce la crítica cinematográfica. También se ha encargado de escribir varios libretos para las editoras de cine en DVD 39 Escalones Films y Avalon Productions.

Contacto con Rubén Higueras: ruben.higueras.flores@gmail.com

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El Destino de Júpiter

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Cartel y poster de El Destino de Júpiter

Año: 2015. País: EEUU. Duración: 127 minutos. Director: Andy y Lana Wachowski. Guión: Andy y Lana Wachowski. Música: Michael Giacchino. Fotografía: John Toll. Reparto: Mila Cunis, Channing Tatum, Eddie Redmayer, Sean Bean, Boona Bae, Douglas Booth, Vanessa Kirby, Jo Osmond, Christina Cobe, Spencer Wilding.

El Destino de Júpiter o la fábula adolescente

Los hermanos Wachowsky son los directores y guionistas de entre otras películas V de Vendetta (V for Vendetta, 2006) y la tan seguida y afamada saga de ciencia ficción MATRIX (Matrix, Matrix Reloaded y Matrix Revolutons) que a todos nos sorprendió en las pantallas de todo el mundo a principios de siglo. Sin embargo, si alguien esperaba que El Destino de Júpiter (Jupiter Ascending, 2015) estuviera siquiera cerca de la altura de la saga anteriormente citada, está muy equivocado.

el destino de júpiter o jupiter ascending

El Destino de Júpiter no tiene el maravilloso guión de Matrix, ni es algo original, ya que todo el universo y cosmogonía desplegado a lo largo de la película parece sacada, eso sí, de forma burda y troceada, de la saga Crónicas de la Tierra, una serie de libros publicados en los años 70 por el escritor e investigador Zecharia Sitchin. Estos libros promueven la idea e hipótesis de los antiguos astronautas, los llamados Annunaki (que traducido viene a decir: los que vinieron del cielo a la tierra) y el supuesto origen extraterrestre de la humanidad.

El destino de júpiter con Mila Kunis

A lo largo de todo el filme se irán dando guiños de todo tipo a las teorías expuestas en la saga de Sitchin, desde las guerras intestinas entre los sucesores de un clan imperial extraterrestre por el control de sus planetas colonia, hasta la puesta en escena de su tecnología en el ámbito de la genética, entre otras cosas utilizada para hacer de los seres humanos su raza esclava con unos fines bastante grotescos, donde queda implícita una feroz crítica al capitalismo. La espectacular fotografía y estética de El Descenso de Júpiter también tiene similitudes con lo narrado en la saga de Sithin. Los soldados del clan imperial igualmente modificados de forma genética nos vuelven a traer a escena a los draconianos descritos en diversas teorías pseudoconspirativas, así como a los antiguos ángeles bíblicos; sus cazas o naves de combate son copias de los pájaros del terror de las crónicas de la Tierra, y así, un largo etc, numerosos guiños a las teorías sobre arqueoastronomía más manidas ya en nuestros días.

el destino de júpiter de los hermanos wachowski

La línea argumental de la película trata de una joven inmigrante rusa llamada Júpiter Jones (Mila Kunis) atrapada en una vida aburrida y desesperante que un día es encontrada por Caine (Channing Tatum),  un soldado espacial que le revela quién es en realidad y el papel que ha de jugar en el equilibro del universo.  A partir de este momento, en El Destino de Júpiter se suceden numerosas escenas de acción no siempre resueltas de forma brillante, en ocasiones más bien de una forma tosca y poco creíble, teniendo en cuenta que estamos ante una película de ciencia ficción. El final y el desenlace es el propio de una película comercial para niños y adolescentes , que puede gusta a éstos pero por líneas generales nada seria.

 

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El Templo del Oro

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El templo de oro, poster y cartel

Título: Firewalker. Año: 1986. Duración: 104 min. País: Estados Unidos. Director: J. Lee Thompson. Guión: Norman Aladjem, Robert Gosnell, Jeffrey M. Rosenbaum Música: Gary Chang. Fotografía: Álex Phillips Jr. Reparto: Chuck Norris, Louis Gossett Jr., Melody Anderson, Will Sampson, Sonny Landham,John Rhys-Davies, Ian Abercrombie, Richard Lee-Sung

El Templo del Oro

La típica exploitation de la Cannon sobre Indiana Jones

Ya ha pasado un año. Si, un año desde que empecé a atragantaros por el gaznate con cuanta mierda me podía encontrar por Internet, o por donde sea.

Alimentar mi sección sobre serie Z exige increíbles sacrificios (ninguno a Cthulhu por supuesto), pero pocos son comparables a exponerse al visionado de los ciento cuatro minutos que dura este infumable calvario perpetrado por J. Lee Thompson, el director (se supone, aunque algunos consideramos favorablemente la leyenda urbana que dice que las filmó un mandril subnormal borracho) de cintas decentes como Los cañones de Navarone, El cabo del terror o El oro de MacKenna y que, tras enrolarse en el descabellado propósito de alargar sin sentido alguno el filón de la saga de El planeta de los simios con rotundo fracaso por cierto, se especializó en thrillers cutrones de pacotilla para la factoría de Menahem Golam y en orgías balísticas metafascistas marca Charles Bronson, con lo que tiró por la borda la escasa buena reputación de la que algún día disfrutó.

Esta infumable película está protagonizada por Chuck Norris. Por sí solo, este dato bastaría para justificar la inclusión de esta película en esta sección y además para volver a pedir al tribunal de la Haya el perdón publico del bueno de Chuck por toda su filmografía, pero aunque parezca mentira, ahí no termina la cosa. Chuck Norris es, seguramente junto a Dolph Lundgred, el individuo más extraño que se ha paseado por esto de la farándula audiovisual de los ochenta. Su carrera profesional, va de sparring de Bruce Lee a texano con sombrero metido a rosca en una serie televisiva cuyo mayor legado para la Humanidad ha sido servir de archivo de imágenes para los vídeos de chufla que se montan en el Intermedio, como por sus posturas políticas sostenidas con declaraciones ridículas, que van desde su ofrecimiento a erigirse en guardián del muro de la vergüenza que separa México de Estados Unidos a su postulado como presidente de una futurible Texas independiente, ahora que dicen que mandan esos demócratas afeminados y que por su culpa están destruyendo la verdadera esencia de los USA.

 cannon films

Sin embargo en este caso su participación en este film contiene una virtud reseñable: utiliza la película para deshuevarse de sí mismo y de su fama de héroe de acción. Claro, que a veces en la película nos reímos de su autoparodia cuando él quiere y otras nos reímos simplemente de él, como siempre, quiera o no. En esta ocasión, como agravante, se hace acompañar de Louis Gossett Jr. (lo cual me hace pensar que había un senior), otro que tal baila y que reparte su carrera igualmente entre intrigas de mamporros y cine de aventuras con poca chicha, siempre haciendo del negro que da el toque cómico en estos films. Completan el elenco la jamona de Melody Anderson, niña rubia pija capaz de ir por la selva con tacones y parecer mas tonta de lo que es, y el Indianajonesizado John-Rhys Davies, único nexo de esta cinta con la saga de Spielberg por más que pretendídamente pertenezca a ese subgénero de imitadoras con que nos dieron por el culo la segunda mitad de los ochenta y cuyos infraproductos nos sirven continuamente para aumentar los artículos de este, nuestro Blog.

Pero ya de paso voy a continuar la historia de la Cannon que comencé en el artículo sobre Lifeforce. Pensaba continuarlo, pero lo fui procrastinando tras la eventual y prematura muerte de Menahem Golan en Agosto del 2014 (vale, creía que era inmortal, al igual que su cine mierdero) y ahora me ha dado por continuarlo. Para poneros en antecedentes sobre el artículo anterior os lo resumo: Narre las aventuras y desventuras de las narices de dos productores israelíes que acaban abandonando la inseguridad de su tierra natal (unos 20 minutos antes que sus dueños) para conquistar los Estados Unidos con su cine apestoso. Su visión: crear un gran estudio de cine. Su realidad: Tener la misma intuición artística que una langosta iraqui.

 

Menahem Golam y Yoran Globus

Menahem Golam y Yoran Globus

A finales de 1984, la empresa funcionaba como ninguna y eran la envidia de la industria. Los proyectos para el año siguiente presagiaban un magnifico futuro. Por un lado, tenían a Charles Bronson con Death Wish 3. Golan y Globus habían comprado los derechos de la serie con el “buen olfato” de entender que el derechismo extremo era lo que caracterizaba el cine de acción de la nueva década. Death Wish 2 fue su primera producción, pero no se trataba de un producto 100% Cannon y eso no les hizo ninguna gracia, porque no tenia ese “toque” personal vibrante que impregnaban a todos sus films. Esta tercera parte, sin embargo, es la viva imagen de lo positivo de la compañía. Y por “positivo” no quiero decir que fuese “bueno”. Más bien quiero decir que es tan desvergonzada y violenta que acaba siendo la más divertida de la serie. Hasta tuvo un videojuego para PC que sin duda se sitúa como el antepasado del “Gran Theft Auto’” por lo bestia de su desarrollo y por cómo explotaban los malos cuando les metías un “pim pam en el culete” con un arma de destrucción masiva de derechas. Por otro lado, seguía pendiente el estreno de la ya rodada y montada Desaparecido en Combate 2, a la que se agregaba el nuevo Chuck Norris “Invasión USA”. A estas dos películas tipicas de la Cannon se uniría una nueva estrella del cine de acción barato ochentero: Michael Dudikoff, protagonista de “El Guerrero Americano”.

Con la mierda compacta de acción bien asentada, los Go-Go-boys (apodo que les puso la prensa especializada por su propensión a dar luz verde a todo tipo de proyectos loquísimos, independientemente de su calidad) volcaron toda su atención en Lifeforce. Como ya sabéis por este blog “nuestros joviales primos narigudos” contrataron para dirigirla a Tobe Hooper, recién salido de su legendaria pelea con Spielberg por Poltergeist. Se supone que asumían que el realizador fue el responsable del éxito de la película. Como bien se ha encargado el propio Hooper de demostrar con los años, que Menahem y Yoram se equivocaban bastante. El film resulto un desastre, y todo debido a la ebriedad de poder a la que estaban sometidos estos elementos. Lo único realmente memorable era que la protagonista se pasaba todo el metraje paseando por Londres en pelota picada y la gente babeando sin saber qué hacer ante dos pitones semejantes. Pero ni por esas consiguieron una taquilla decente.

 el-templo-de-oro-the-go-go-boys

El revés, sin embargo, no fue catastrófico. Los ingresos de ‘Death Wish 3’ e ‘Invasión USA’ (la cuarta película en importancia de la compañía según taquilla) no sólo salvaron la situación, sino que además demostraron que los 80 serán irrepetibles, para bien o para mal. Quizá para mal. Además, por fin ocurrió algo que no sólo sorprendió a toda la industria del cine, sino que hizo que más de uno se replanteara el número de dimensiones del universo: Cannon hizo su primera gran película, que encima no era cutre, y, más importante, que no tenía ninjas. El título: ‘El tren del infierno’. Quizá hubiese trampa (al fin y al cabo, la Cannon no era la única productora), pero todo el mundo se quedo estupefacto ante semejante Film.

El mundo seguía girando (no quedaba otra) y ‘El tren del infierno’ estaba nominada a varios Oscar, ‘Delta Force’ arrasaba en taquilla y Menahem producía películas rarunas como ‘Cobra’. Para su primer intento de trabajar con una estrella de verdad de Hollywood (y es que nadie era tan grande como Stallone a mediados de los 80), los primos tuvieron que unirse con la Warner. Dado los casi 50 millones de dólares recaudados sólo en Estados Unidos, a Menahem le quedó la espinita clavada de no haber podido financiar la película el solo y se prometió que pronto haría su propio blockbuster con Stallone. Famosas últimas palabras. Por otra parte, mientras Menahem volvía a fracasar en Cannes (esta vez con un ‘Othello’ protagonizado por Plácido Domingo), parece ser que se encontró con el gilipollas perturbado por excelencia del cine francés: Jean-Luc Godard. Tan desesperado tenía que estar nuestro amigo israelí por conseguir un premio para demostrar a los demás que estaban equivocados con él, que firmó un contrato con el director en una servilleta para financiarle su próximo proyecto. Lo que le dio el amigo Godard a cambio fue algo sólo comparable al propio soporte del acuerdo. Con el título de ‘King Lear’, y, por supuesto, sin tener nada que ver con el bardo inmortal, la película resultó un pestiño pretencioso y, al mismo tiempo, apestoso y desvergonzado en la que salían Woody Allen, Molly Ringwald y el propio Jean-Luc con peluca de porrero jamaicano diciendo sandeces en algo parecido al inglés. Lógicamente no se comió una puta mierda, ni siquiera en los circuitos de festivales de cine.

Y ya sabemos que por esos lares se puede colar cualquier cosa.

La maquinaria de producción funcionaba a toda mecha. Entre el abanico de títulos producidos o distribuidos en el 86, se hicieron algunas películas con un presupuesto medio. ‘Firewalker’ (El Templo del Oro), otra vez con Chuck Norris, era el segundo intento sin éxito de plagiar ‘En busca del arca perdida’. La cosa acabó aceptablemente en cuanto a la taquilla gracias al tirón de Chuck por aquel entonces y de la que hablare mas adelante. Pero su efímero reinado en los cines estaba empezando su declive. Tobe Hooper volvió a intentarlo con un remake de ‘Invasores de Marte’, que a nivel de producción hacía todo lo posible por parecer una película de la Amblin. Pero ni ésta ni la depravada (aunque divertida en su chunguez) secuela de ‘La matanza de Texas’ consiguieron resultados distintos al del despiporre general del publico.

Menahem Golan con Mickey Rourke

 

Con todo, Menahem y Yoran decidieron diversificar la oferta y poner en marcha una serie de películas familiares con actores de renombre basadas en relatos infantiles clásicos con el objetivo de porcular (bueno no, esa no era la intención real, pero es lo que acabo sucediendo) a los niños en sesiones matinales de fin de semana en sus cadenas de cines. Las cosas empezaron mal cuando Menahem avisó que la idea lucida de irse a Hungría a rodar (por aquello del ambiente de cuento) no iba a suceder jamás. En su lugar, acabarían en la maravillosa y encantada tierra de Israel con, por supuesto, el equipo usual de la compañía. Según comentaba Len Talan, director de un par de los filmes, “Recuerdo largas charlas con los equipos de efectos especiales y construcción acerca de cómo destruir la casa de la bruja (en ‘Hansel y Gretel’). Algunos querían volarla por los aires, un efecto visual no muy de cuento de hadas”. Pero sí muy de la Cannon Films, añadiría yo. Los presupuestos eran paupérrimamente famélicos, y, siguiendo la táctica ya conocida de rodar dos películas a la vez, los equipos se peleaban por conseguir los limitados recursos de los que se disponía. Las supuestas ‘estrellas’ eran más bien de segunda fila, pero consiguieron engañar a gente respetable como Isabella Rossellini o Christopher Walken (este último, bastante habitual en caspa de todo tipo en cualquier lugar imaginable). Se hicieron nueve películas y, efectivamente, ninguna fue memorable (¿alguno recuerda alguno de esos truños?). Y, con esto, llegamos al año 1987. El año del Final Strike. El final del sueño de Menahem, y el principio de la pesadilla en “Israel Street”. Pensando que lo de ‘Lifeforce’ fue tan sólo mala suerte, los Go-Go-Boys pusieron en marcha no una, sino cuatro superproducciones. El pequeño problema de falta de liquidez y cómo pagar los intereses de los préstamos era algo que ya lo resolvería el “Menahem del Futuro”.

Yo, el Halcón. Como ya he dicho, es probable que Menahem estuviera frustrado por las ganancias perdidas en ‘Cobra’ debido al régimen de co-producción. Así que volvió a intentar pasarse por la piedra a Stallone, esta vez para él sólito. Para no dejar escapar a la estrella, se ofreció él mismo para dirigir una historia de esas ‘de superación personal’ escrita por el propio actor, además de ofrecerle el mejor contrato posible. Acuerdo que dejaba muy poquito dinero para la producción en sí. Ya sabéis, esas tonterías como las de pagar al equipo, comprar celuloide, etc. Con estos tejemanejes con la liquidez de la compañía, no es de extrañar que un ejecutivo comentara: “Tenían reputación en la ciudad de no pagar las facturas. Nunca he trabajado en un lugar en el que la gente tuviera mayor falta de respeto por los directivos de la compañía”. El mismo trabajador cuenta que no sólo se descojonaban de Menahem y Yoram (llamándolos ‘Mo & Yo’). Al menos ellos trabajaban por amor y tomaban decisiones locas pero valientes. El jefe de distribución, sin embargo, se traía compañía a la oficina a la hora de comer para un polvete rápido. “Esos tipos generaron su propia falta de respeto”, concluye el mismo ejecutivo. Respecto a la película en sí, se trataba de un clon mierdero de Rocky, sustituyendo boxeo por un campeonato de pulsos (¿ein?) y añadiendo una trama aburrida de amor paterno-filial. Como siempre con la Cannon Films, nada especialmente original o sutil (nada que no se supiese sobre ellos).

Superman-IV-4

 

Superman IV: Si una estrella era algo esencial para una superproducción, el siguiente paso de Yoran/Globus fue buscar franquicias disponibles. La primera opción era comprar una preexistente. Superman III había funcionado relativamente bien en taquilla, pero los Salkin (productores originales) se habían dado cuenta de que la cosa no daba para más. Así que le vendieron los derechos a la Cannon. Los israelíes firmaron un acuerdo con Warner, que incluía un adelanto por los derechos de distribución. Menahem consiguió atraer a Christopher Reeve con las promesas mefistofelicas de hacer la película basándose en una idea del actor, dirigir la posible secuela y producirle un proyecto “serio” (el resultado fue ‘El reportero de la calle 42’, que, curiosamente, resultó ser de lo más aceptable de la línea de filmes ‘serios’ de la compañía). Para Gene Hackman, como buen mercenario, les valió sólo un buen cheque con siete dígitos. Para Margot Kidder supongo que bastó con un bocata de jamón rancio y un lingotazo de vino de la marca Hacendado. Intentaron contratar a Richard Donner y Rutger Hauer, pero ambos pasaron (en el caso de Rutger fue porque no quería leerse un guion tan apestoso y aprendérselo de memoria. Como si lo hubiese hecho alguna vez). Lo que sí consiguieron es apalabrar a todo el equipo que ya había trabajado en las anteriores partes de la saga. Las intenciones, en principio, eran buenas. Pero cuando llegó el momento de rodar, el dinero simplemente no estaba, ya que la Cannon tenía unos treinta y siete proyectos en fase de producción. El presupuesto original de 36 millones se quedó en 17. Medio equipo abandonó la película por disputas salariales. Toda la subtrama en la que Superman se enfrentaba a su versión bizarra tuvo que adaptarse a la parte mierder del “Hombre Nuclear”, al no poder afrontar el coste de duplicar a Christopher Reeve en pantalla, y no se podía pagar con lo que llevaban en el bolsillo en ese momento los alegres primos del bar mitzvah. Y así, el presupuesto para FX de la época bajó. Y mucho. Los planos de vuelo acabaron estando a la altura de cualquier producción de la compañía. Aunque lo mejor fue esa escena en la cual Superman tenía que reconstruir la Muralla China a supervelocidad. Como no había dinero para eso, lo que finalmente apareció fue una especie de Tente que el hombre de acero reconstruía ¡con sus rayos X! En su autobiografía, Reeve describe la película como “Simplemente, una catástrofe de principio a final”. Y así respondió la taquilla, con un sonoro corte de mangas.

Masters del universo: En el año 1982, Mattel tenía preparados unos muñecos que iban a acompañar el lanzamiento de la película ‘Conan, el bárbaro’ de John Milius. Al ver lo violento del resultado final, decidieron coger la figura del protagonista, ponerle un pelucón rubio y adaptar el producto a un universo original. Así nació ‘Masters del Universo’. Por supuesto en el año 87 la moda de descarados plagios al Conan de Milius ya había pasado. La de ‘Masters del Universo’ también. Y la Cannon va y pone en marcha dos filmes cutres de bárbaros de bajo presupuesto, ademas de comprar los derechos de He-Man para hacer una superproducción.
Master del universo

Las películas de serie B fueron ‘Gor’ (Apestósamente horrible) y ‘Los hermanos bárbaros’, para la que sólo se les ocurrió contratar al creador de ‘Holocausto caníbal’, Ruggero Deodato. Nada que ver con maravillas fílmicas de bárbaros sudorosos como El Señor de las Bestias. Respecto a ‘Masters del Universo’, al igual que con ‘Superman IV’, las intenciones iniciales no eran del todo malas. Como protagonista, una vez Stallone mando a la mierda a la Cannon, se escogió a, precisamente, su oponente en ‘Rocky IV’: Dolph Lundgren. Vale, como actor no era gran cosa, pero eso nunca ha sido necesario para convertirse en una estrella de acción. Para el papel de Skeletor buscaron a un buen actor, Frank Langella, que casi recibe un suicidio actoral por pertenecer al equipo. Además, el presupuesto fue de 22 millones de dólares, el segundo más caro en la historia de la compañía (solo superado por Lifeforce). Lamentablemente, dicho dinero, aunque generoso, no llegaba para una película de estas características. Así que se tomó la típica decisión de cine fantástico cutre. No, no es ‘hagamos la secuela en el espacio’ (que sería cara), sino la también muy recurrente ‘hagamos que viajen a la tierra’. Efectivamente, Eternia se quedaba en algo anecdotico y, en su lugar, se optó por enésima vez por el socorrido remake de ‘Tarzán en Nueva York’. Como suelo decir, si una película normal tiene poco presupuesto suele ser mala, pero si la película con poco presupuesto es de fantasía o ciencia ficción suele ser peor.

Vista hoy en día, la película es simpática si se ve con el estado de ánimo adecuado. Esto es, si ese mismo día se te ha muerto el gato, te han suspendido todas las asignaturas o tu jefe ha decidido meterte un brazo de culturista por el culo. Esos momentos en los que te das cuenta de que una mala película no es para tanto si al menos te ríes de sus degeneraciones. Como en el caso de ‘Superman IV’, también había planes para hacer una secuela. Pero, finalmente, el resultado en taquilla de 17 millones en Estados Unidos no lo permitió.

Spiderman: Albert Pyun es mayormente conocido como el Uwe Boll de los ochenta. Un hombre con un estilo visual propio, pero con una capacidad narrativa nula, y con una malsana obsesión (¿sexual?) con cyborgs que, en lugar de liarse a tiros, se matan a patadas de kickboxing. La primera película del director con la Cannon fue una tal ‘Dangerously Close’, seguida de la mierdera ‘Alien from L.A.’. Gracias a la rapidez con la que rodaba, convenció a Golan y Globus de que le dejara filmar tanto la secuela de ‘Masters del Universo’ como ‘Spiderman’ al mismo tiempo. Todo esto es debido a que Menahem había comprado a la Marvel los derechos de Spiderman y Capitán América cuando a nadie le interesaban las franquicias de superhéroes. Nuestro amigo vio el futuro y se adelantó a su tiempo. O, simplemente, será que nadie hacía películas de superhéroes en aquella época porque costaban un pastón (a día de hoy, también). Para el papel de Peter Parker se había hablado en el 86 de un tal Scott Leva, especialista de profesión, con una experiencia actoral a la altura del proyecto: es decir, ninguna. A pesar de todo, el propio Stan Lee estaba a favor del casting, según comentó el actor en una reciente entrevista (en la cual también revela que Menahem quería a Tom Cruise para el papel). Como siempre con la Cannon, las cosas empezaron bien. El primer guión era bastante bueno, pero poco a poco fue convirtiéndose en algo similar a papel higiénico usado, y hasta el propio Golan llegó a escribir un borrador. Bob Hoskins iba a ser el doctor Octopus (no pudo ser, pero finalmente logró protagonizar su propia película fantástica de mierda: Super Mario Bros). Sin embargo, con tantos recursos (o, mejor dicho, con la falta de ellos) invertidos en ‘Masters del universo’ y ‘Superman IV’, el proyecto se fue posponiendo hasta la entrada de Pyun para rescatar la franquicia antes de que los derechos expiraran. A dos semanas de comenzar el rodaje (Leva ya no era el protagonista y el propio Pyun no recuerda quién fue el elegido), Cannon devolvió los derechos a Marvel. ¿Qué hubiera pasado si la película se hubiera realizado? Pues muy sencillo: algo así como la versión de ‘Capitán América’ que el mismo director realizó para Golan tres años más tarde con un presupuesto aproximado de veinte duros. Por supuesto, los derechos de ‘Masters del Universo’ también fueron devueltos a Mattel, a la que se le debía un buen pico. Pyun cogió por banda el guión de la secuela y la convirtió en los que todo el mundo espera ver en una película fantástica: una épica de cyborgs postapocalípticos protagonizada por el futuro héroe de la serie B: Juan Claudio Van Damme (venga, ¿que nunca le habéis llamado así?).

 Jean Claude Van Damme en contacto sangriento

Jean-Claude Van Damme era un experto en kickboxing que quería ser actor. La leyenda cuenta que un buen día se plantó en el despacho de Menahem (otra versiones sitúan el evento en la calle) y le lanzó una patada a la cara que se quedó a medio milímetro de impactar en la tocha del israelí. Convencido ante tal demostración de calidad interpretativa, le produjo ‘Contacto sangriento’, cuyo estreno a principios del 88 recaudó diez veces su presupuesto. Golan tenía un nuevo Chuck Norris en sus manos, pero ya era tarde. La compañía estaba al borde de la bancarrota. ‘Cyborg’, la épica vandamiana nacida de las cenizas de ‘Masters del Universo II’, no pudo sanear las cuentas, y fue la última producción Golan-Globus. A lo largo de 1989 se distribuyeron los últimos cagarros de la compañía, incluyendo un ‘American Ninja 3’ sin Michael Dudikoff y una versión de ‘Viaje al centro de la tierra’ que, en realidad, eran diez minutos rodados sobre la obra de Verne con una secuela de ‘Alien from L.A.’ de Pyun pegada detrás. Un triste final para tan épicos héroes. Golan culpó a Globus de los problemas financieros y las cuentas sospechosas que atrajeron una investigación federal. No volvieron a hablarse durante años. Yoram se quedó con la marca cuando la compañía fue comprada por MGM (en un acuerdo que más tarde también atraería varias denuncias por irregularidades). Siguieron apareciendo títulos bajo la bandera de la Cannon, pero ya no era lo mismo. Menahem fundó 21st Century Productions. La historia de la compañía más fascinante y casposa de los 80 había terminado, y ya rara vez se verían en los cines degeneraciones similares.

Una historia como la de la Cannon no podía tener un final convencional. Más bien se merece un broche de oro lleno de caspa (a su nivel, vaya). Y eso es lo que nos dieron los primos en 1990. Todos aquellos que odiamos las modas latinoamericanofílicas (que no a latinoamérica en sí, Su Oscura Majestad Takishis me libre) recordamos con terror y diarreas la Lambada, plaga lamentable que asoló el pachangueo playero de aquel verano. Pues bien, el fenómeno fue global, pues también caló en los yankys (como la Macarena años después). Golan, en una jugada digna de los mejores productores ‘exploitation’ de los 60 y 70, anunció el rodaje de ‘Lambada’. Registró el título, cogió un guión del subgénero de ‘profesor inspirador’ que tenía en un cajón del despacho y le encargó al director de ‘Breakin’’ (el mayor éxito de la Cannon) la realización de la película. Pero, en la mejor tradición de rivalidades familiares, Menahem anunció su propio proyecto de Lambada. No tenía el título, pero fue más rápido y se agenció los derechos en exclusiva de la canción en sí. El mundo tenía en producción una película llamada ‘Lambada’ sin la canción ‘Lambada’ y otra sin ese título, pero con la canción cutrona esta en cuestión. ¿Señal de la decadencia de la civilización occidental o regodeo para los amantes de los degeneraciones de la serie Z? 

¡Ambas cosas!

La película de Menahem se tituló ‘El baile prohibido’, y se escribió, según la wikipedia, en diez días, basándose en una idea de un par de guionistas (que, además, tenía su mensaje ecologista y todo) de camino a la oficina del productor. Eso ocurrió en Diciembre de 1989. A finales de Enero se estaba rodando, con fecha de estreno en Marzo, justo el mismo mes que la cinta rival. Increíblemente, incluso consiguió terminarla antes. El 8 de Marzo, Menahem puso un anuncio en Variety: “Estoy orgulloso de haber tenido la oportunidad de crear el primer y único filme original sobre la Lambada que real y verdaderamente representa el baile de la lambada”. No, Menahem no era un iletrado. Se trataba de repetir el mayor número de veces posible la palabra sobre la que NO tenía derechos, por aquello de joder a su primo. En vista de que Golan se le había adelantado, Globus atosigó a su equipo, que terminó la postproducción de su película en once días. Ambas obras maestras se estrenarían ¡a la vez! A pesar de asegurarse el uno la distribución de Warner y el otro la de Columbia, ambas películas se metieron la hostiaputajoder en taquilla.

Con el tiempo, los primos hicieron las paces (“En el fondo, somos familia”, decía Menahem), pero, a pesar de anunciar nuevos proyectos y de seguir en activo hasta el día de su muerte, no pudieron llegar a los niveles de su antigua leyenda.

“Nuestro único crimen es que amamos el cine. No nos ves en el club de polo, en la pista de tenis o en fiestas. Nos veis en la oficina siete días a la semana”. Efectivamente, Yoram. Por eso estáis entre los grandes de la historia del cine. Esa que no debe narrar sólo la vida de los magnates y directores de siempre, sino de todos aquellos que realmente aman el medio, independientemente de sus triunfos y miserias.

 el templo de oro, con Chuck Norris

En fin, volvamos a El Templo del Oro del moro. La cinta nos cuenta la historia de Max Donigan y Leo Porter, dos tipos que se toman la muerte a guasa, mean colonia y cagan melones. Un par de bravucones con los huevos cuadrados y más chulos que Rutger Hauer bailando una lambada, que se dedican a esto de la caza de tesoros y el saqueo de tumbas, porque no tienen nada mejor que hacer en la vida (o porque el guion va en piloto automático y punto). Acostumbrados a fracasar en sus descabellados propósitos y cuyo mayor enemigo es un militar asiático estereotipado que ha truncado su última expedición en el desierto del Sahara, o de Arabia, lo mismo da. Por supuesto nadie explica qué mierdas hace allí un militar chino y por qué los lugareños le sirven y apoyan. El caso es que este par de pedorros se plantea abandonar una carrera repleta de decisiones equivocadas y percances continuos. Tras escapar de la encerrona en el desierto con un trozo de cristal, meditan su decisión en un bar de México propicio para la inevitable escena de pelea, solo para el lucimiento de un Chuck Norris bigotón y algo fondoncete, momento en el cual la rubiales de Melody los contrata para hallar un antiguo tesoro de una civilización mesoamericana perdida cuyo mapa está en su poder. Así se inicia una demencial carrera por el oro en la que el trío calavera se las tiene que ver con tribus perdidas que viven en las ruinas de sus antiguas culturas, guerrilleros sudamericanos de los que huir disfrazados de curas (ella, eso sí, compuesta con todo el maquillaje de la Señorita Pepis) y sanguinarios espíritus de ultratumba atizados por los hechiceros apaches que vuelven para proteger sus riquezas de la codicia del hombre blanco. Y también del negro, claro.

 El Templo de Oro, con Melody Anderson

En El Templo del Oro nos encontramos ante otro increíble producto de la Cannon films de aquella época, encabezado por el incombustible Chuck Norris, que aquí demuestra tener una gran química con Louis Gosset Jr., ya que juntos, siguiendo la extensa tradición de las buddy movies americanas, añaden mucho humor y comedia fallida a las escenas de acción y aventura. Ambos se mueven con desparpajo y arrojo entre cementerios aztecas y antros de mala muerte, acompañados por la bella Melody Anderson, actriz buenorra por excelencia recordada especialmente por mi por haber interpretado a Dale Arden en la mítica adaptación cinematográfica de Flash Gordon. Aunque suelte frases tan poco afortunadas como: “El hombre que quiere el mapa no parece un hombre. Es más como un cíclope, un cíclope rojo de largas melenas.” Se refiere a un indio con parche, así que me huele a mensaje xenófobo, vamos como en toda la película en general donde los chicanos son corruptos, subnormales y no tienen ni idea de nada. 

El Templo de Oro, con Melody Anderson

Por más que El Templo del Oro nace con vocación de serie B, no es especialmente  un proyecto cinematográfico de esos con mayor cantidad de despropósitos argumentales, errores de encuadre, fallos de raccord, absurdos de guión presentados sin el menor rebozo, diálogos estúpidos y con unas interpretaciones tan lamentables que dan vergüenza ajena. Hay peores películas de ese tipo, y ésta al menos es algo entretenida. Es especialmente desesperante esa pretendida tensión que se quiere conseguir a golpe de fanfarria musical sin sentido en las escenas de acción, y también los momentos “sensibles” en los que los personajes intentan conseguir algo parecido a la emotividad, y que recuerdan más a la interpretación de Tommy Wiseau en The Room. Pero lo que es de traca es el humor. La película está concebida como una gamberrada irónica, ligera, desternillante, pero no hay un solo chiste que funcione ni una sola situación pretendidamente cómica que te haga sonreír, a menos que tengas menos de 7 años de edad por supuesto (por aquella época me hacia gracia la película y todo). Como muestra, dos momentos: Norris aguarda en su habitación de hotel y llaman a la puerta; una joven india de buen ver le ofrece una calabaza hueca llena de algo liquido y le dice “¿te apetece beber una pócima?”, a lo que Chuck responde: “nunca digo que no a una buena pócima”. Alucinante. La otra situación se da en el interior de una ruina inca, maya, azteca o lo que sea y refuerza la teoría de la bala bailarina del asesinato de Kennedy: una bala del revólver de Chuck rebota repetidas veces en la roca hasta incrustarse por fin en el pene del guerrero enviado para acabar con los buenos y justo cuando les amenaza con su lanza, su cerbatana o lo que sea. Si, es de traca.

el Templo de Oro, una producción de la Cannon Films

Especial comentario para Sonny Landham, que seguramente os sonara de una mierda, pero más conocido por ser el Indio que sale en Predator. Según el director de Predator, John McTiernan (Mctierno para los amigos), el seguro no le dejo meter a este presunto sociópata en el reparto de la película si no le ponía dos guardaespaldas las 24 horas del día. Pero estos no eran para protegerle de los demás, si no para proteger a los demás de sí mismo, porque por lo visto se le iba la flapa cosa mala (En los extras de Depredador lo explican a fondo). Teniendo en cuenta que por esos lares estaba Jesse Ventura (más conocido por estos lares por ser Abraxas guardián del universo), tampoco desentonaba tanto, quizás solo en que era un puto psicópata. Aquí hace del antagonista estelar de la película, que bien podría haber sido sustituido por una de las columnas de cartón piedra de los escenarios de chufla de la película, y no nos hubiésemos dado cuenta de la diferencia. También especial comentario para la daga dorada que se encuentran, del todo a 100 y con un led en el culo para que parezca mágica.

Desesperación. Eso es lo que termina pasando con los bodrios que la gente ve porque no hay nada mejor en oferta, para reírse del patetismo ajeno, o puesta hasta las cejas de alcohol y LSD. Eso sí, es una experiencia que todo aficionado a la serie Z debería pasar una vez en la vida. Como penitencia y para sustituir eso de autofustigarse, que para eso ya tenemos a jefes negreros por los trabajos.

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ORGIA DE SANGRE en DVD

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orgia-sangre-regia-filmsLa editora REGIA FILMS sigue rescatando títulos de horror de la época más gloriosa del cine italiano. A la ya conocida colección de giallos (todos con su carátula de color amarillo) se han unido títulos de terror más clásico dirigidos por Mario Bava como Las Tres Caras del Miedo, Shock o La Máscara del Demonio. Hace poco editó Terror en el Espacio, título menor pero de gran importancia por ser uno de los precursores -entre otros- de la famosa Alien, el Octavo Pasajero, cuya review ya adelantábamos hace un tiempo en este blog.

Ahora le toca el turno a ORGIA DE SANGRE, también conocida como Baron Blood o Gli orrori del Castello di Norimberga  cinta del año 1972 protagonizada por Joseph Cotten y Elke Sommer: Un estudiante estadounidense y su prometida viajan a un antiguo castillo austriaco. De manera involuntaria resucitan a un antiguo barón, famoso por su brutalidad y sadismo. Éste es el argumento de un filme que no deja indiferente a nadie y que viene a completar la filmografía iniciada por Regia Films sobre este imprescindible director italiano, Mario Bava.

La edición contiene un libreto de 16 páginas firmado por Carlos Díaz Maroto, donde se analiza y desgrana el filme y se dan detalles muy importantes sobre la producción de la película. La copia del dvd también incluyen una carátula reversible (con pósters alternativos) en el interior de la caja, y dos tráilers del film como extras audiovisuales: el internacional y el original. La copia se presenta con una notable calidad de imagen y respetando su formato original de grabación en 1.85:1 con mejora anamórfica, e incluye tres audios: español, italiano e inglés (con doble subtitulado, específico para cada una de estas dos últimas pistas).

Para más detalles se puede visitar la review escrita en Doble Kulto Cinema.

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